DEL EDITOR: JUSTICIA PARA EL CAMPESINO

arturo-1      Nadie puede ignorar en México la tragedia que viven actualmente nuestros campesinos, principalmente los agricultores organizados en ejidos, los cuales han sido constantemente golpeados por el mal gobierno que aún padecemos en este país, el cual de plano mostró su total repudio a este sector de la población y lo dejaron en manos de sus enemigos de clase, los ricos, los que ahora los han despojado de todo lo que tenían como patrimonio.

Con las reformas a nuestra Constitución, la iniciativa privada y el gran capital del mundo se fue sobre playas, tierras privilegiadas en costas y zonas altas, arrebatándoles todo lo que pudieron para esclavizarlos, al grado que en la actualidad ni siquiera son dueños de los caminos, carreteras y autopistas en las que viven y que los empresarios les cobran por utilizar.

La tierra por la que murieron un millón de compatriotas en la Revolución Mexicana, ya no pertenece al pueblo, menos a la Nación, pues son de un puñados de familias privilegiadas que cuentan con enorme fortuna dentro y fuera de México, y al ser desalojadas millones de familias miserables, éstas siguen pagando, con su propia vida, la traición del gobierno federal.

Por esta razón, ahora que se pretende dar la cuarta gran reforma nacional, se tendrá que dar atención especial al problema grave que hay en el campo mexicano, que se vuelva a cobijar a los campesinos, que vuelva a ser negocio el sembrar y producir alimentos, y que vuelva a imperar el ideal de Emiliano Zapata: “Que la tierra sea para quienes la trabajan”.

Dándoles apoyos, las familias humildes dueñas de la tierra pueden organizarse para competir con empresas turísticas, explotar los manantiales que existen en los ejidos, los bosques, lagunas e infinidad de riquezas que aún quedan en nuestro país.

La patria debe ser generosa para todos sus hijos, no nada más para unos cuantos, como sucede ahora que la riqueza de México se concentra en unas pocas manos, además que los malos gobiernos que hemos padecido en las últimas décadas, se han dedicado a entregar todo el patrimonio a países capitalistas, ante los que se inclinan de manera cobarde traicionando a la Nación.

Fortaleciendo de nuevo los ejidos, los campesinos organizados y debidamente asesorados por profesionistas, pueden acceder a los grandes negocios y competir exitosamente a escala internacional, pues les sería sumamente fácil exportar alimentos y productos a todos los países de mundo, lo que en la actualidad hacen empresarios extranjeros que tratan a las familias de nuestro campo como viles esclavos, ya que les pagan una miseria por jornadas de trabajo de hasta 12 horas, sin contar que no les cubren ni los más elementales derechos laborales.

La próxima administración federal, si pretende realmente transformar para bien el país, debe iniciar por recuperar las tierras que les han sido arrebatadas a los ejidatarios, regresarle a los ejidos todos los bienes de los que han sido despojados con un sin fin de artimañas, comenzando por quitar a los empresarios las carreteras de cuotas, las cuales, en todo caso, deben ser patrimonio de las familias campesinas, y sabiendo de la bondad de nuestra gente, se tiene la seguridad que lo primero que harían sería acabar con las casetas de cobros en las mismas.

Teniendo trabajo pagado de manera honesta, con recursos para comer y sobrevivir con decoro, la inmensa mayoría de nuestra gente del campo dejaría de sembrar, producir y traficar droga, habría paz y seguridad a lo largo y ancho de México, país al que volvería la tranquilidad.

Y es que la crisis económica en el campo, el despojo y robo constante a los campesinos, la esclavitud de las familias que viven de trabajar la tierra, es lo que tiene al país ensangrentado, con cotidiana violencia, criminalidad y bandas de delincuentes dispuestos a todo, pues la ambición de unos cuantos les quitó patrimonio y una vida digna a decenas de millones de compatriotas que vivían honestamente del campo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *