Conforme pasan los días, los mexicanos vemos que los enemigos del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, no descansan, poniéndole obstáculos que serán difíciles de superar.

Entre los traidores a la Patria, está el actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, quien insiste en dejar como herencia maldita sus reformas constitucionales, y a estas alturas, ya pactó con nuestros enemigos naturales, los gobiernos de las naciones imperialistas, para que sigan explotando los recursos naturales del país que debieran ser para todos los mexicanos.

Por esta razón, quienes negociaron el Tratado de Libre Comercio entre México y Estados Unidos se dieron prisa en cerrarlo, pues sabían que de dejarlo para que siguiera el proceso negociador con el próximo gobierno, el de López Obrador, este no sería tan flexible y entreguista como el de Peña Nieto, quien se debe decir de paso, tiene muchos amigos y socios que hacen buenos negocios con los gringos apoyados en el TLC.

Se espera que, estando en el poder, López Obrador, hará un gobierno nacionalista y no pro imperialista, como han sido la mayoría de nuestros mandatarios, razón por la cual, ya casi somos una colonia de los países capitalistas, los que ahora son dueños de la mayoría de nuestra riqueza nacional.

Los ciudadanos que apoyamos a López Obrador con nuestro voto, debemos ahora dar todo el respaldo a su gobierno, pues debemos entender que los ricos y poderosos empresarios lucharán con todas sus fuerzas por conservar los privilegios que ahora gozan, y aunque son una insignificante minoría, tienen enorme fuerza por el gran capital que mueven en todo el mundo.

Una muestra de esta lucha se dará por la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, ya que ahí están en juego muchos miles de millones de dólares, además que la explotación a futuro del negocio de la aeronáutica, asegura la obtención de verdaderas fortunas para futuras generaciones de empresarios de muchas partes del mundo.

La crisis económica e ingobernabilidad que prevalece en el país, tiene que ver con la corrupción y el pillaje que hay en el gobierno capitalista que hemos padecido desde hace muchas décadas, por lo que esto no va a desaparecer  como por arte de magia con el arribo al poder de López Obrador, quien tampoco encabezará un sistema socialista, ya que solo es un nacionalista producto de la misma generación de políticos que nos han gobernado en estos últimos años.

Continuaremos, por ello, bajo en sistema de gobierno capitalista, pero ahora con la ventaja de que quien gobierna, es bien intencionado, que busca sacar al país adelante en esta crisis, que sabe que las familias humildes del país se están cansando de tanta explotación, muerte y miseria que padecen.

La afectación de los muchísimos y multimillonarios intereses que tienen los hoy enemigos acérrimos de quien es presidente electo de todos los mexicanos, va a acarrearle a la administración de Andrés Manuel muchos problemas y para superarlos, requiere del apoyo de esa inmensa mayoría de compatriotas que lo respaldamos, primero en las urnas y ahora como inminente Jefe del Poder Ejecutivo Nacional.

Los traidores a la patria en contubernio con poderosos empresarios trasnacionales se van a defender y comenzarán muchas estrategias para minar la fortaleza del próximo gobierno de la República, la cual se basa precisamente en el apoyo que actualmente le damos los ciudadanos a los que representa ya con su investidura de Jefe de la Nación.

Y es que para aspirar a que se concreten todas las promesas que nos hizo López Obrador en campaña, se requiere que lo sigamos apoyando, que le tengamos confianza y no decaiga, por nada, el entusiasmo que prevalece aún en todo el país por este triunfo arrollador del pueblo humilde, el que debe adquirir conciencia que se enfrenta un monstruo sumamente poderosos, como es la corrupción y el poder económico, ya que si dejamos de tener confianza en el presidente electo, podemos ver que en poco tiempo se nos caerá la sopa del plato a la boca