Es impresionante la transformación física que se está llevando a cabo en la cabecera municipal de Ruiz en unos cuantos meses, ya que el gobierno que encabeza el doctor Jesús Guerra Hernández, apenas esta por cumplir su primer año. Ya está ter-minado el adoquinamiento de la calle Hidalgo, se está por concluir el arreglo total y modernización de toda la calle Amado Nervo, se tienen trabajos para dejar en buen estado la avenida Francisco I. Madero, además que se está arreglando el jardín principal para que quede listo para la celebración de las tradicionales “Fiestas Patrias”. Y estas son las obras que se ven, porque hay otras que van ocultas, como son las ampliaciones y modernización del drenaje sanitario, del la red de agua potable, el arreglo de lugares íconos de este pueblo, como el “Canalito”, desagüe natural de Ruiz. El doctor Chuy, como coloquialmente lo conoce la gente de su pueblo, tiene como compromiso moral, dejar un legado a la gente de su pueblo, a sus paisanos, y en ese afán hace todo lo posible, y hasta lo imposible, por bajar recursos y beneficios que transformen el municipio, que lo modernicen y traigan bienestar a las familias, contando para ello con el respaldo del gobernador del estado, Antonio Echevarría Garcia, quien además es su compadre del alma. Y como se suele decir, detrás de un gran hombre hay una gran mujer, en este caso la doctor Chantal Macedo de Guerra, quien ha hecho un excelente trabajo al frente del DIF Municipal. Da gusto reconocer a los gobernantes que si trabajan en beneficio de la gente de sus pueblos, ya que en este mismo periódico hemos fustigado a quienes se pasan los tres años de su administración municipal haciendo toda clase de tropelías, aliándose con gente negativa e imponiendo sus caprichos, por lo que al final, se gana el repudio de sus paisanos, de ahí que se diga que esta actividad, la de gobernar un municipio, es borrachera de tres años con cruda de toda la vida. También es obligación de los ciudadanos, el hablar directamente de la labor de los funcionarios públicos, y en caso de que estos no hagan bien su trabajo, llevar a cabo críticas que les hagan reconocer sus errores, por lo que en este DIARIO vamos a seguir con esta práctica de reconocer los aciertos y desaciertos de las figuras públicas, pero en el presente caso, las obras dicen más que las palabras, aunque como dice Hilario Zepeda, siempre habrá amigos del muerto y amigos del matador.