Ahora, según se ve, cambió la correlación de fuerzas en la Cámara de Diputados y la de Senadores, en la que es mayoría la bancada de MORENA, y ni que decir en el Gobierno Federal, el cual quedó en manos de nuevos actores políticos, lo que nos han querido vender a los ciudadanos como la cuarta transformación de México.
Obviamente, la gran mayoría de los mexicanos votamos el pasado 1 de julio por el cambio de gobierno, decidiendo con nuestro voto que ya no estuvieran ni panistas ni priistas al frente de las instituciones gubernamentales, pero nos sorprendimos de la capacidad que tienen los políticos en este país para camuflarse, pasando de azules, tricolores y amarillos, a ser parte de los morenos, a los que ahora representan en ambas cámaras y al frente de las instituciones.
Al hacer ganar a Andrés Manuel López Obrador, quien es ya presidente de la República electo, pensamos que veríamos a nuevos actores políticos en la escena nacional, habiendo un poco de desilusión al observar cómo se reacomodan en la mayoría de las instituciones federales viejos conocidos, algunos de ellos que incluso desempeñaron cargos muy importantes en los gobiernos nefastos y criminales del chacal Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echevarría Alvarez.
Eso si, ahora los vemos más viejos y quizá con nuevas mañas, más no mejores o más dóciles, y nos confunde a los simples ciudadanos el que nos digan que se llegará con gente del viejo y caduco sistema gobernante a una transformación importante de nuestra nación.
Y es que para comenzar a creer que la cosa va en serio con eso del cambio de gobierno en México, se debió iniciar por exigir que se lleve a juicio político al actual presidente de la República, pues se ve y hay contundentes pruebas, que el licenciado Enrique Peña Nieto traicionó a la patria, y por más explicarnos que nos de, tiene metidas las manos en actos comprobados de corrupción; ya no digamos de las personas que están gobernando a su lado y quienes son señalados de ser los responsables de infinidad de eventos que nos han impactado de manera negativa, a todo el país.
Y es que somos millones los mexicanos que pedimos que se haga justicia, y para esto, hay que llevar ante la ley a todos los ex funcionarios y representantes populares que fueron parte de la corrupción y delincuencia que aún nos ahoga y nos cuesta mucha sangre, pues los crímenes no cesan y siguen a la orden del día en todo el territorio nacional.
Quienes manejamos ideales socialistas, sabemos que para llevar a cabo un cambio político a favor del pueblo humilde, se debe comenzar por una dictadura del proletariado, por lo que deben estar la frente de las instituciones solo representantes de los trabajadores, de los asalariados, dejando fuera de los puestos de mando a los ricos y poderosos empresarios, los que en todo caso deben ser aliados y no parte del gobierno
Como sucedió luego del triunfo de la revolución Mexicana (la tercera transformación del país), el gobierno debe ser ejercido ahora por la clase explotada, ya que los ricos tuvieron su oportunidad por décadas y nos llevaron a un precipicio.
De no realizarse ahora un radical cambio en el gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador, los problemas de desigualdad, miseria, violencia, corrupción y abandono de la mayoría de los habitantes de nuestro pueblo, continuarán, pues está comprobado científicamente que los ricos y los pobres son dos clases sociales irreconciliables, por lo que hay gente que lo compara con tratar de hacer convivir a los perros y los gatos.
No ponemos en duda las buenas intenciones del líder nacional Andrés Manuel López Obrador, sin embargo eso no basta para obligar que de la noche a la mañana los lobos se conviertan en mansos corderos, aunque de todas maneras esperamos mejores tiempos para todas las familias mexicanas, deseando de todo corazón que no nos llegue la desilusión al ver que la próxima administración del gobierno federal es la misma gata, a la que solamente se le dará una pequeña revolcada.