Caló hondo en los ricos empresarios del país, el que el presidente de la República electo, Andrés Manuel López Obrador, dijera en Tepic, al arranque de su gira de agradecimiento, el le entregaban un país en bancarrota, razón por la cual quizá no iba a poder cumplir a cabalidad todo lo que ha prometido a los mexicanos.
De inmediato reaccionaron los grupos privilegiados por los gobiernos panistas y priistas apoyando incluso las mentiras del presidente Enrique Peña Nieto, el que asegura que las reformas que la mayoría de los mexicanos detestamos, nos tienen en los primeros lugares en educación, bienestar económico y que gracias a este modelo gubernamental, hay democracia, libertad y tranquilidad en el país.
Y es que si, para los millonarios empresarios nacionales y extranjeros, México es un gran país que lo tiene todo, no así para los pobres que somos inmensa mayoría, los que tenemos que lidiar con la miseria extrema, desempleo, criminalidad, corrupción y desmedida explotación, como la que cada año sufren nuestros campesinos que son vilmente robados al comprarles sus cosechas incluso por abajo del costo de producción.
México está en bancarrota en su economía, no así los ricos, los que gozan de tantos privilegios fiscales pues son los que menos impuestos pagan; tampoco impacta a este sector que socialmente estemos en bancarrota porque quienes somos víctimas de la descomposición social, crímenes, secuestros y desapariciones forzadas, somos la gente humilde del pueblo,
Al dar apoyo para que la iniciativa privada explote la educación, haga carreteras de cuota, invierta en obras de gran impacto económico, como el aeropuerto de la Ciudad de México, este sector de la población no estará jamás en bancarrota, pero sí los campesinos que son despojados y echados de sus tierras, o la gente de los pueblos y la región donde se levantan estos enormes emporios, a los que después ni siquiera los dejan acercarse o utilizar libremente las vías de comunicación.
López Obrador recibe en bancarrota una nación donde la corrupción de los cuerpos de seguridad tiene cientos de miles de asesinados, decenas de miles de desaparecidos, muchos miles de cadáveres enterrados en fosas clandestinas y en los depósitos de cadáveres del gobierno, muchos cuerpos de mexicanos humildes que han sido víctimas de la enorme violencia que ha desatado por 18 largos años ya, la guerra contra la delincuencia iniciada por el vicioso alcohólico Felipe Calderón Hinojosa.
Incluso en lo moral, el presidente electo de la República recibirá un país en bancarrota, pues ahora ya no perturba la conciencia popular el que se cometan tantos delitos y crímenes en la vía pública, que se secuestre y torture y que los cadáveres ya no quepan en la morgue de los estados, por lo que deben ser refrigerados en camiones especiales para su preservación y enviados a la vía pública.
Toda esta descomposición social es la que será entregada al Presidente electo Andrés Manuel López Obrador el 1 de diciembre próximo, siendo lógico que los primeros reclamos que le hará el pueblo humilde, es el que les haga justicia promoviendo la equitativa repartición de la riqueza, que ya no vaya a dar ésta exclusivamente a manos de los grandes empresarios y comerciantes nacionales y extranjeros, que saque de la bancarrota la economía de las familias mexicanos promoviendo aumentos de salarios y que estos recuperen su poder de compra de alimentos y servicios, que se haga justicia a familiares de cientos de miles de muertos y desaparecidos; que se recupere la confianza en el gobierno echando del mismo a todos los corruptos.
Quienes sufrimos en carne propia tantas injusticias, entendemos que López Obrador recibe un país que vive con una economía de guerra, lo que resienten los mexicanos humildes, desde luego, ya que Peña Nieto y la clase gobernante y empresarial, ni siquiera conocen lo que es vivir con un salario, pues están hartos de dinero, pero de ahí en fuera, cualquier hijo de vecina puede demostrar que en la actualidad, México vive una de las peores crisis de su historia.