DEL EDITOR: QUE “LA GRILLA” NO NOS DIVIDA

      Los habitantes de la costa norte de Nayarit que fuimos devastados por el paso del huracán “Willa” y casi de inmediato por las peores inundaciones de los ríos Acaponeta y San Pedro, lógicamente estamos furiosos, y no contra los efectos de la naturaleza, si no de quienes señalamos como posibles culpables de muchas omisiones, entre éstas la de no haber sacado a tiempo a las gentes de poblados que están ubicados en la zona de alto riesgo.

También se señala con índice de fuego a funcionarios de anteriores administraciones municipales, las cuales se quedaron con el dinero que se destinó para proteger estas poblaciones, pues no realizaron obra alguna y si se enchalecaron una buena fortuna que ahora se sospecha, repartieron entre varios cómplices, entre éstos a quien fungía en esa época como delegado en Nayarit de la Comisión Nacional del Agua.

No pocas personas, aún sin tener la más mínima prueba a favor o en contra, muestran su coraje, rencor y hasta desprecio, por algunos de los actuales funcionarios, tanto del gobierno estatal como local, los que dicen no les dijeron con tiempo la magnitud que tendrían los atípicos desbordamientos de los ríos y los arroyos de esta región del estado de Nayarit.

La cuestión es que toda esta inconformidad normal de quienes tuvieron grandes pérdidas económicas y padecen aún enorme sufrimiento por habitar en sus hogares devastados y sin tener ya ningún bien en los mismos, está siendo aprovechada de manera criminal por personajes que buscan notoriedad con fines políticos y electoreros a futuro, creando de paso mayor confusión y malestar dentro de nuestra vapuleada sociedad.

Incluso se ha dado el caso que la ayuda que se da a las familias damnificadas en algunos poblados de la región afectada por estos siniestros, está siendo aprovechada por partidos y políticos, los que sin el menor respeto por la desgracia que padecen más de 180 mil nayaritas, se han dado a la tarea de privilegiar con la entrega de despensas a quienes consideran parte de su estructura.

Peor aún, ya que quienes no están ayudando a procurar llevar un poco de alivio a las miles de familias que están llenas de necesidad, estorban a quienes si hacen algo positivo, habiendo también quienes han confrontado a las víctimas de la catástrofe con sus representantes, en este caso, quienes están al frente del gobierno estatal, municipal y como diputados de los distritos que conforman la región norte de Nayarit.

En estos momentos de enorme crisis en los municipios de Nayarit declarados como zona de desastre, la parte afectada, la población, debe estar unida a sus líderes locales, al gobierno del estado, al del municipio, a su diputado local y a los representantes de las demarcaciones, pues es a través de estos personajes que tendrá que fluir el necesario y urgente apoyo para todas las familias sin excepción.

Por esta razón, en vez de pleitos y divisiones necesitamos ahora más que nunca la unidad de toda nuestra sociedad, la cual debe exigir, primero, que se nos haga llegar el recursos necesario para volver a la normalidad, dando prioridad a los sectores productivos, a la creación de empleos y el que haya créditos y dinero suficiente para volver a levantar las casas destruidas y afectadas por la inundación, así como la reposición de los aparatos electrodomésticos que más urgen a las familias costeñas, como son los abanicos eléctricos, refrigeradores, lavadoras y muchos otros que fueron totalmente destruidos por la fuerza del agua.

Lógicamente que en estas tareas de apoyo a las familias nayaritas en desgracia, es mucho lo que pueden hacer los políticos y partidos, ya que tenemos representantes en los tres niveles de gobierno que pertenecen a distintas bancadas partidistas y estos, anteponiendo sus intereses, juntos, pueden lograr bajar toda clase de recursos que nos ayuden a los damnificados costeños del norte de nuestro estado a que volvamos a la normalidad en el menor tiempo posible, entendiendo que trabajo mata grilla y que mucho ayuda quienes organizan y unifican a esta población que sigue dentro de la desgracia.

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