Este lunes 5 de Agosto, el Sindicato Único de Trabajadores al Servicios del Estado y Municipios (SUTSEM), decidió llevar a cabo un paro de labores y la paralización de los 20 ayuntamientos, esto en protesta por la aprobación de la llamada “Ley Anti SUTSEM”, con la cual se retiran algunos derechos laborales que había ganado esta agrupación obrera en muchas décadas de permanente lucha.
Dicen los enterados, que esta reforma aprobada por los diputados en Nayarit, atenta contra el sindicalismo en general, que mediante la nueva ley se coartan muchos derechos de los trabajadores organizados en sindicatos de toda nuestra entidad.
Lo que debe quedar claro tanto para los trabajadores como para quienes los explotan, en este caso, los políticos que llegan a los cargos de gobernador, presidentes municipales y líderes de la Cámara de Legisladores y del Poder Judicial, es que la lucha obrera es permanente, que quienes por azares del destino llegan a gobernar un estado o algún municipio, deben conservar, mínimo, la conciencia de clase a la que pertenecen, pues al salir de su encargo, se van a enfrentar a la opresión que ejerce el patrón, el que siempre será su contrincante.
Además, al juramentar como gobernante, se comprometen a hacer respetar la ley, y en este caso, se va en contra de la misma al retirar de manera unilateral conquistas laborales de los trabajadores, o al atacar de manera abierta y descarada a las organizaciones sindicales de obreros y campesinos.
En las últimas décadas, los obreros han retrocedido mucho en su permanente lucha dentro de la sociedad capitalista en que vivimos, y como en este régimen el gobierno da todo el apoyo a los patrones, entiéndase con esto a los grandes empresarios nacionales y extranjeros, pues México es ya un verdadero paraíso para los ricos, los que ahora se han apoderado de todos los bienes de la nación y explotan, al igual que a los trabajadores, todo el recurso natural que pertenecen los mexicanos, por lo que vemos playas privadas de consorcios hoteleros en las costas y cómo se entregan al capital el petróleo, minas, agua, etc.
Los capitalistas son insaciables y no les importa que los trabajadores mueran de hambre al tener sueldos de miseria, como sucede en nuestro país, o que los campesinos y los pescadores entreguen el producto de su esfuerzo por unas miserables monedas, teniendo, los ricos, además, complicidad con delincuentes, criminales, narcotraficantes y toda clase de malandrines, a los que sacrifican sin piedad todos los días en batallas callejeras por el control de plazas y territorios en todos los pueblos y estados del país.
Los males que padecemos actualmente en México, se derivan de la explotación despiadada que se hace de la clase obrera, que son quienes generan riqueza, alimentos y toda clase de materiales para la vida cotidiana y que paradójicamente se les condena a morir de hambre y vivir de manera permanente en la miseria.
Otro mal que producen los gobiernos capitalistas, es el desempleo, de lo que se valen para reclutar a jóvenes desesperados de los barrios populares de las grandes metrópolis y el campo, organizando la delincuencia para de esa manera provocar terror entre las familias y se les haga más fácil dominar y seguir saqueando a la sociedad.
Si estos métodos no bastan para esclavizar una nación, los poderosos capitalistas no dudan un solo momento en utilizar la fuerza de las armas, la intervención directa de las naciones de mayor poder económico en el Mundo, siendo solamente la fuerza de la gente que es explotada, la que puede impedir tales atrocidades.
Por esta razón, es sumamente grave el que en Nayarit se haya atentado contra las organizaciones sindicales, además que en la llamada 4ta. Transformación se estén dando reformas que van en contra de la libertad de las mayorías, como es el caso de la llamada “Ley Garrote”, pretexto con el que se va a ir en contra de ciudadanos que protesten públicamente por decisiones gubernamentales que brinden protección a los poderosos empresarios trasnacionales, lo que nos debe hacer entender que los trabajadores siempre van a tener la razón en todas las protestas que hagan y más cuando se les pretenden quitar beneficios y reducir sus miserables ingresos económicos.