Este pasado 18 de septiembre, la directiva del ejido de Tuxpan que encabezaba el controvertido Máximo Galván Parra, entregó el mando de este núcleo campesino a su suplente, la profesora María Amalia Betancourt, quien estará al frente del ejido coquero hasta el 18 de noviembre, pues según la ley, se tiene un plazo de 60 días para que se haga el cambio de autoridades.

        La determinación de no llevar  a cabo la asamblea para el cambio de directiva ejidal tuxpense, se tomó por motivos de fuerza mayor, como es el que se evitara que se tuvieran más contagios de Covid-19 en esta población, ya que son amplia mayoría de ejidatarios que deben votar que son personas de la tercera edad, muchos con problemas de enfermedades crónicas, y por lo mismo, no se deben exponer a contraer el virus que produce el Covid, mal que pueden llevar a sus hogares.

       En el transcurso de estos 60 días, es el Consejo de Vigilancia quien debe citar a una asamblea para las elecciones ejidales, proceso que se tiene que llevar a cabo sin ningún pretexto, incluso el del peligro de esta pandemia, y si no se realizara el cambio de directiva, automáticamente se hará cargo de la administración ejidal la Procuraduría Agraria.

         Personas conocedoras del derecho agrario, nos explicaron del proceso que se debe llevar ahora conforme a la ley en el ejido de Tuxpan, en el que se nos hizo saber que respecto al terreno donde se tenía al hospital civil, este fue recuperado por CORETT, institución que lo adquirió hace ya varios años, cuando el ejido tuxpense llevó a cabo la venta de varias hectáreas de terreno urbano de la cabecera municipal.         Lo que causa sorpresa a la población tuxpense en estos asuntos del ejido, es que habiendo en este pueblo muchos ejidatarios combativos, esta grave problemática no ha trascendido y las muchas denuncias y corruptelas en contra del ex presidente ejidal, parece ser cosa olvidada. (FOMA).