¿Y LA VIOLENCIA CUÁNDO?

       El subsecretario de salud Hugo López Gatell, ha informado que la pandemia del Coronavirus que provoca la enfermedad  mortal Covd-19 ha ido a la baja, tanto en contagios como en decesos, lo que llena de alegría a los mexicanos, pero nos preguntamos por qué, al igual que esta estrategia para frenar esta pandemia en nuestro país, no se lleva a cabo otra para detener y erradicar, de ser posible, totalmente la violencia.

       Porque sucede que si a números vamos, las muertes que se producen en México de manera violencia, son muchísimos más que las víctimas del Covid.

       Además, en el gobierno de la 4ta. Transformación se nos aseguró que se iba a acabar con la violencia combatiendo y erradicando la corrupción que sigue imperando en el gobierno, en el que sabemos que hay contubernio entre delincuentes peligrosos y autoridades.

       Esta aseveración se hace con total conocimiento, ya que  hasta en las comunidades más humildes y remotas de nuestro país se ve cómo venden droga de manera pública, criticando la gente que en la actualidad y para combatir la propagación del Covid acuden policías fuertemente armados a disolver eventos deportivos y festejos familiares, en los que solamente asisten algunas decenas de personas, pero los grupos delincuenciales siguen operando libremente y a la vista de  todo mundo, asesinando, secuestrando y despareciendo a quienes les estorban en sus nefastos planes, por lo que las ejecuciones no cesan en todo el territorio nacional.

       La gente del pueblo dice que si el gobierno se propone, puede garantizar una vida digna, con salud y bienestar al pueblo, y como en el caso de esta enfermedad de moda, bajar o erradicar la violencia, ya que todo es cuestión de meterle dinero y trabajo contratando y pagando sueldos dignos a los policías, limpiar el poder Judicial de tanta corrupción y castigar de manera ejemplar a los representantes populares que surgen de los grupos delincuenciales o que se ponen a disposición de los mismos.

        Y es que son personas muy poderosas las que permiten que se de abiertamente la ilícita venta de droga al menudeo en todo nuestro territorio, además que están de parte de los criminales que por medio de la violencia extrema y el terror, tienen dominada a toda la sociedad mexicana.

       Y es que, a la fecha, el Covid-19 lleva decenas de miles de muertes, pero la violencia y el crimen tiene cifras de terror, de cientos de miles y no solo son los muertos, desaparecidos o secuestrados, ya que se puede afirmar que somos millones los mexicanos afectados, pues en la mayoría de las familias tenemos gente adicta a la droga, la que sufre al igual que las personas que aman y dan atención a estos enfermos drogadictos, muchos de los cuales tienen un final violento.

       También se debe tener en cuenta que por más que dure la actual contingencia sanitaria, esta tendrá que terminar en una fecha cercana, de meses quizá; en cambio, en la violencia no vemos signos que nos hagan pensar en que habremos de salir de tanta muerte y corrupción en un determinado tiempo, y vemos cómo hay gente que ya piensa que para bajar las estadísticas sobre la crisis social y de corrupción en el país, se tendría que pensar en que hubiera una reelección del actual gobierno que dice que está enfrentando estos graves problemas que nos cuestan miles de vidas humanas y enorme gasto presupuestal.

        Es más, ni siquiera vemos al frente del conflicto de la violencia, a un funcionario federal como López Gatell, que de la cara e informe a la nación de los avances o retrocesos de esta lucha que se ha prolongado por décadas y que fue desatada por los gobiernos corruptos del PRI y el PAN a los que ni aún así se llama a declarar y ni siquiera se ve fecha para su enjuiciamiento, pues esta situación es una clara traición a la Patria.

       Y eso es precisamente lo que se necesita para limpiar el país de tanta corrupción, violencia y criminalidad, el que comencemos por detener y castigar a los delincuentes que están en el poder, la mayoría al frente de las dependencias encargadas de seguridad pública de los tres niveles de gobierno y de ahí, comenzar a dar atención a las víctimas, la gente humilde de nuestro pueblo, la mayoría jóvenes que por extrema necesidad se ven envueltos en el pantanoso mundo de la droga y los grupos de la delincuencia organizada.

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