DEL EDITOR:12 DE OCTUBRE, FECHA DEL HOLOCAUSTRO AMERICANO

       Nunca entendimos quienes fuimos a la escuela eclesiástica, en la primaria, el por qué nos hacían conmemorar el 12 de octubre como “El Descubrimiento de América”, más cuando luego se nos hacía saber que Cristóbal Colón y su tripulación arribaron ese día en tres barcos a una isla del Caribe, en la que prácticamente desaparecieron a los nativos, y así en los siguientes viajes, después de aquél negro 1492, año en el que se inició la invasión española a nuestro continente, en el cual, en los próximos siglos habrían de ser asesinados, esclavizados y desparecidos decenas de millones de nativos.

       En nuestra mente infantil no cabía la idea de que había que reconocer a quienes fueron crueles asesinos, más fieros que el mismo Adolfo Hitler y hacíamos comparaciones el por qué en México y otros países del continente americano festejábamos a los criminales y más a su cabecilla, lo que nos llevaba suponer que esto era como si en Israel, el gobierno y el pueblo judío hiciera reconocimiento a los alemanes que los persiguieron, esclavizaron y asesinaron.

       En esos centros escolares, se nos enseñó, a través de los libros de historia universal, que en el México antiguo, los indígenas eran esclavizados por los españoles y para que se reconociera su propiedad, los indios eran marcados con un hierro candente que les dejaba cicatriz de por vida y prácticamente fueron reconocidos y tratados como bestias.

       Vino posteriormente lo peor, con la evangelización, pues con esto comenzó el derrumbe de la cultura nativa de nuestros pueblos, metiendo en las familias de los sobrevivientes las creencias religiosas del catolicismo, la peor droga que idiotizó a nuestra población, la dividió y a la fecha la tiene enfrentada.

       La monarquía saqueó el continente por más de 300 años, y luego, con la aparición de las naciones del continente, siguió el robo y la violencia a los pueblos nativos, los cuales fueron ahora dominados por los descendientes de aquellos fieros y asesinos invasores europeos, participando en esta permanente devastación, violencia y criminalida la iglesia católica desde el mismo estado Vaticano y sus gobernantes que tenían enorme riqueza obtenida con el sacrificio de cientos de millones de nativos americanos.

       Incluso, los males que ahora padecemos en nuestro continente, tienen su origen en esta invasión y explotación de siglos, ya que en todas estas épocas, los invasores dividieron a los pueblos originarios, a los que les siguen haciendo enorme daño, ahora al quitarles la identidad a quienes tenemos mestizaje y apellidos extranjeros.

        En América, ninguna nación tiene lengua propia, pues se tuvo que adoptar el inglés, francés, español o portugués, por lo que muchas lenguas nativas se perdieron de manera irreversible y criminal, sobreviviendo a duras penas algunas cuantas y quienes aún las utilizan, son discriminados incluso por sus mismos compatriotas, quienes en la mayoría de las ocasiones, incluso, se burlan y desprecian a esas etnias.

        El daño a nuestra sociedad local viene de ese mal día, el 12 de octubre de 1492, y se fue incrementando con la ambición desatada por los gobiernos monárquicos de la época, a la que siguió la era del capitalismo que vio un filón de oro en continuar con el saqueo de las riqueza de las naciones que dieron en llamar Iberoamérica, pues en estos pueblos quedó sembrada la semilla podrida de los asesinos invasores y con el mestizaje de la población, aseguraron contar con millones de personas que heredaron el desprecio por la gente de color de piel morena, los nativos de América.

       En el gobierno de nuestro país, por ejemplo, los gobernantes que hemos tenido se sienten orgullosos de sus antepasados españoles y no pocos de ellos han viajado a países del viejo continente para reconocer a sus ancestros europeos, y la mayoría van a dialogar y ponerse de acuerdo con el gobierno del Vaticano, en el que se encuentra uno de los más poderosos empresarios de todo el mundo y que lógicamente defiende sus intereses, no a los seres humanos, como nuestros nativos y a los mestizos, quienes seguimos siendo una mezcla curiosa que llenamos los pueblos de países del tercer mundo en el que existen aún miles de millones de ingenuos que celebran a quienes invadieron su tierra y asesinaron a sus antepasados.   

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