Pese a las advertencias, los partidos políticos se salieron con la suya y llevaron a cabo la imposición de candidatos repudiados a cargos locales de elección popular, habiendo para esto todo tipo de trampas, tráfico de influencias y compromisos con los grupos más reaccionarios de nuestra entidad.
Lo que más dolió a los ciudadanos nayaritas, es que al interior del partido en el poder en nuestro país, MORENA, se hayan colado y despojado de los registros a las candidaturas, a los líderes que pese a su extreme humildad, siempre estuvieron apoyando al presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien veían como al mismo Dios redentor y esperaban que, cuando menos, les hiciera el milagro de que la clase humilde del pueblo iniciara la lucha por un verdadero cambio de gobierno.
Pronto corrió la voz que, por principio de cuentas, muchos políticos corruptos dejaron su militancia en los partidos tradicionales, los que llevaron al país a la peor crisis de su historia, y pasaron a engrosar las filas de MORENA, moviéndose ahí como pez en el agua para quitarle la oportunidad de gobernar su estado o municipio, a la gente humilde, capaz y honesta.
Ahora se hace público los arranques de campaña en los municipios de Nayarit, evento en el que se van a dar las tradicionales prácticas del acarreo de personas, la entrega de la torta y el refresco para los asistentes, así como el iniciar con los discursos demagógicos y las mentiras que por siempre nos han dicho a los electores.
En algunos de nuestros municipios, la gente está en verdad molesta y no tanto por la imposición de estas candidaturas, si no por la burla que les hicieron los dirigentes morenistas, los que les habían prometido los bueyes y las carretas.
Pero una cosa es rebasar a la militancia del nuevo partido a ganar los procesos electorales, en los que se quieren colgar los mañosos candidatos impuestos de la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador, por el que hay verdadera pasión en un amplio y mayoritario sector del país y quien se distingue por su honestidad y no tener “pelos en la lengua”, por lo que siempre habla claro en “las mañaneras” a las que ya nos acostumbró.
La corrupción, ya sabemos, es una serpiente de mil cabezas, por lo que suele infiltrase en todas partes, más en los procesos electorales, de ahí que estemos presenciando todos estos procedimientos fraudulentos en todos los partidos y en algunos, hasta el arribo de peligrosos delincuentes, aunque la mayoría suelen ser solamente rateros y corruptos.
Obviamente, el que pierde con estos procedimientos es el pueblo, el que debe entender que estamos ante un sistema de gobierno en el que todo se vende y se compra, por eso los que tienen el poder económico cumplen todos sus caprichos y quien es pobre, solo sirve de eslabón para que los sinvergüenzas lleguen a las alturas que se proponen dentro de los cargos de elección popular.
Vivimos una democracia burguesa y ya deberíamos de asimilarlo, aunque esto se disfrace con la inclusión a cargos de elección de poca relevancia de algunos personajes populares de nuestros pueblos, a los que al llegar al poder los dejan solos porque no caben en el actual sistema gobernante que tenemos los mexicanos.
Mientras no haya un cambio radical de gobierno, en el que los trabajadores del campo y la ciudad tengamos el control de nuestro país, vamos a sufrir las mismas desilusiones cada tres y seis años, en las que al final solo nos dejan la opción de elegir al representante menos malo para que nos mal gobierne y al final, lo llevemos al sacrificio porque resultan rateros y sinvergüenzas, lo que son dramas cotidianos de muchas familias en la actualidad.
Por otra parte, los pobres seguimos siendo la clase oprimida, ignorada y que solamente servimos como burla de los ricos y sus representantes, pues algunos ni siquiera nos consideran mexicanos con los mismos derechos de los demás, por lo cual cada vez que tienen ocasión nos exhiben como indígenas ignorantes y hacen mofa hasta de nuestra manera de expresarnos, señalando que por estar en esta condición de pobreza extrema, no podemos ni siquiera aspirar en este gobierno burgués a tener una representación digna de nuestra clase social, dejando de paso muy en claro, que los pobres jamás podemos, ni después de muertos, llegar a la gloria.