La noticia más sobresaliente que están dando los ayuntamientos y el gobierno del estado de Nayarit, es que ambos niveles de gobierno se han relajado totalmente a unos cuantos días de que se lleve a cabo el relevo de autoridades en nuestra entidad, lo que ha provocado que los problemas que padecemos se estén agudizando, poniendo en peligro a la población, sobre todo por el tema de la salud.
A estas alturas y para que no los critican y califiquen como represores, el gobernador y los alcaldes nayaritas no han sido capaces de imponer medidas drásticas para detener los muchos contagios de Covid-19 que se están registrando entre la población joven de nuestro estado porque se dejó que se registrara libertinaje en nuestra entidad, en la que abundaron y siguen los paseos a las playas del mar, arroyos y a todos lados, sin que se tengan brigadas de personas que exijan a las familias utilizar el cubre boca, mantener sana distancia y vigilar que no haya entre estas personas gente con alta temperatura y otros síntomas de contagio de coronavirus.
Lógico, emprender programas de prevención generan gastos y ni el gobernador ni los presidentes municipales quieren bajarle al costal de los centavos, los que ahora andan peleando con los regidores y funcionarios de primer nivel que exigen su bono de fin de la administración.
Ya no les importa a nuestros representantes populares que haya muchos enfermos, que los hospitales se comiencen a saturar de enfermos graves, que se estén ocupando todas las camas en los centros de salud, que se estén provocando muerte y dolor entre la población, que ahora sean los jóvenes, hombres y mujeres, los que están en mayor peligro, que se compruebe en la práctica, que la gente vulnerable al Covid-19, es la que no se vacuna, que no haya medicina ni personal en la mayoría de los centros de salud en el estado y miseria total en la mayoría de las familias nayaritas, ya que por ahora su atención está concentrada en ver quien se lleva más dinero del costal de los centavos.
Los pleitos por esta razón están al día, hay municipios en los que de plano algunos desatados regidores asaltaron las oficinas de la tesorería, sacaron documentos y corrieron personal, todo para obligar a los alcaldes a que les den la cantidad que exigen, pues les han prometido, que tendrán sin merecerlo, mínimo 100 mil pesos.
El agarre está bueno, pues también se ha dado, lógicamente, en las altas esferas del gobierno local, en el que existe mucha más discreción y en el caso del Congreso, ahí ya se ve como normal, el que se entregue millonaria cantidad a los diputados que van de salida y nadie se espanta por ello, pues se argumenta que han estado ahorrando cada quincena.
Debemos esperar, pues, que ya no haya interés de nuestros gobernantes por los muchos problemas que padecemos, que nos dejen solos con nuestra contingencia sanitaria en lo que se da en llamar la tercera oleada de contagios de Covid-19, la que debemos entender que cobrará muchas vidas valiosas de la gente de nuestros pueblos.
La falta de interés de atender sus obligaciones, también nos impactará en el tema de seguridad, lo que ojalá y no se presente, pero casi sería normal que se incrementen los delitos, porque las autoridades, al término de las administraciones públicas, dejan de pagar la gasolina en la que se transportan elementos de las policías estatales y municipales, con lo que dejan indefensa a la población civil pero con lo que ahorran muchos millones de pesos.
Y para decirlo más claro, se está dando un descaro saqueo de los recursos públicos con la complicidad y hasta participación del gobernador y los alcaldes electos, a los que ya se les queman las habas por tener en sus manos las dependencias de los gobiernos estatal y municipal y por lo mismo, aceptan algunas irregularidades con tal de que prosiga la entrega-recepción de las dependencias, oficinas y bienes de fincas y todos los bienes que ahora les tocará a ellos, los funcionarios electos, manejar a su antojo sin darse cuenta que de esa manera se convierten en cómplices de quienes nos robaron y se volvieron millonarios al amparo del poder, por lo que llevaran la penitencia en su pecado.