EL NUEVO “KIOSKO” Y “LA OCHAVADA”, DOS FINCAS HISTÓRICAS.

Foto Alusiva.
Foto Alusiva.

Por: Alex Aréchiga.

Con mucho asombro y diversos comentarios, vecinos de Tuxpan y transeúntes vieron como se destruía la antigua casona ubicada en la esquina de las calles Independencia y Zaragoza, un edificio histórico que ya desapareció y en su lugar queda un negocio del grupo Álica, el cual lleva por nombre “Kiosco”.

A petición de vecinos y muchos lectores del DIARIO CORREO DEL PACIFICO, les comparto algunos datos que conservo en mi mente desde mi niñez sobre estas construcciones en el centro histórico de TUXPAN, pues mantengo fresca en mi memoria la existencia de las viejas casona de Zaragoza e Independencia, las que tienen ya más de 100 años de haberse construido, pues su servidor ya las veía cuando iba a la escuela “José María Morelos y Pavón, cuando apenas tenía 8 ó 9 años de edad, recordando con nostalgia gratos recuerdos de ese pasaje de mi vida.

Recuerdo que en esa época era director de ese centro educativo el profesor Marcelino López Soto, uno de los primeros maestros normalistas tuxpeños. Mis maestros fueron Chuy y Carmen Quintero y Teresa García, quien todavía vive con una de sus hermanas en la ciudad de León, Guanajuato.

Volviendo a la finca aludida, su primer dueño fue Antonio Serafín, familiar de Don Federico García, comerciante y boticario en esos años de grata memoria; por cierto, Toño Serafín era un hombre muy callado que gustaba vestir bien y creo era inversionista y vendía herramientas para la agricultura, además de habilitar a comerciantes y agricultores.

Trascendió que el señor Serafín le vendió esta casa, poco antes de morir, a Zacarías Pérez, quien era padre del ingeniero Luis F. Pérez, quien fue presidente municipal de Tuxpan en la década de los años 70’s.

Al Morir Don Zacarías Pérez, la familia se fue a radicar a Guadalajara, Jalisco y vendió esa finca a la familia Adachi, y hoy, a más de 8 décadas de lo aquí narrado, esta familia realizó un trato comercial y temporal con el grupo empresarial “Kiosco”, el que destruyó este monumento histórico.

De manera muy independiente de esta remodelación, hay comentarios a favor y en contra, pues ahora el centro de la ciudad luce moderno y cuando se tumbó la vieja casona, los tuxpenses vieron asombrados como se derrumbaban enormes ladrillos  y enormes viguetas que sostenían el techo en el que se utilizaron también escuadras de madera, los que decían los mirones que era de cedro o ébano, la que soportó casi un siglo de existencia, pero esta empresa terminó con esta imagen del Tuxpan de antaño.

Otra finca del mismo tenor, es la que la gente de este lugar conoce como “La Ochavada”, ubicada aún frente a esta destruida casa, en la esquina sur de la calle Zaragoza, la cual fue habitada por su propietario, Amín Hasar Modad, hombre corpulento de origen libanés, familiar de Karín y Gilberto Modad, estos últimos de origen árabe.

Amín Modad instaló en esa esquina una tienda de ropa y telas de vestir, y esta persona vendió la propiedad a la respetable señora Acela Villaseñor viuda de Robles, quien luego cambió la farmacia que por muchos años estuvo en la esquina de enfrente, enseguida de la ferretería ”Adachi”.

Al retirarse de los negocios, la señora Acela vendió parte de esta finca a la compañía de pinturas “Comex”, la cual administra con amabilidad  y diligencia nuestro amigo Santos.

En este edificio, amables lectores, todavía se pueden admirar en el segundo piso, ventanales y puertas de madera, los que a pesar de sus muchos años expuestas al sol y las inclemencias del tiempo, se encuentran firmes.

Así como estas casonas que aquí mencionamos, hay otras, como la de Don Isidro Cervantes y otra propiedad de la familia Vega, frente al mercado, en la cual se instaló un OXXO, en las próxima entregas, narraré el origen y el destino de otras fincas históricas de la ciudad de Tuxpan.

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