DEL EDITOR: LOS GOBIERNOS QUE MERECEMOS.

Se suele decir que los pueblos tienen los gobiernos que merecen, pero creemos que esto no debiera ser, ya que los ciudadanos votamos siempre con la ilusión de contar con representantes que nos ayuden a vivir mejor y para superar todos los problemas que padecemos, ya sea en el país, estado o municipio.

En Nayarit acabamos de realizar el cambio de gobernantes y representantes de la Cámara de Diputados, siendo la actual una Legislatura histórica, ya que por primera vez en más de 100 años, tiene una mujer al frente, además que se cuenta con una efectiva paridad de género.

Aquí, como quiera que sea y en contra de opiniones mal intencionadas que se hagan al azar, podemos afirmar que ha sido enorme el avance que hemos tenido, sobre todo en la lucha que han emprendido las mujeres desde su reconocimiento como ciudadanas con plenitud de derechos al igual que los hombres, lo que debió de haber existido siempre pero que en México, fue hasta en 1950 cuando las integrantes del sexo femenino tuvieron el derecho constitucional de votar y ser votadas.

En los municipios seguimos padeciendo el grave problema de que en algunos ayuntamientos llega gente sumamente negativa, que lo primero que llevan a cabo es una coalición de malos servidores públicos, la mayoría de las ocasiones, encabezadas por el propio alcalde, buscando, de esa manera reprobable, golpear a sus oponentes, quedando en su mira siniestra algunos ciudadanos que no respaldan las malas acciones, ya que tuvieron la ilusión de ver trasformado física y moralmente, su pueblo.

Los ciudadanos honestos no merecen, jamás, un mal gobierno y como los buenos somos más, el municipio debiera tener, siempre, gobernantes que vieran por el bienestar de todas las familias.

De hecho, eso es lo que se busca siempre que tenemos elecciones. La ciudadanía, en su gran mayoría, busca a los mejores hombres y mujeres para que los representen y gobiernen, sucediendo que las dirigencias partidistas y los políticos ambiciosos y oportunistas les ganan la partida a los ciudadanos de bien por lo que raramente tenemos gobernantes que  hagan realidad los sueños que anhelamos.

Es lógico que veamos, con el tiempo, cambios positivos, como en el caso de las mujeres de Nayarit que se han empoderado de cargos de gran relevancia en el estado, como son las presidencias municipales de Bahía de Banderas, donde tienen como alcaldesa a Mirtha Villalvazo, y Tepic, con Geraldine Ponce Méndez, dos de los municipios más importantes de nuestra entidad, y ni qué decir del Congreso local, en el que ya comentamos la importancia de la actual legislatura que es parte de la historia y la lucha feminista que va por más con la diputada presidente Alba Cristal Espinoza al frente.

Pero no  todos los cambios fueron tan positivos, pues como ha sido tradicional en nuestros pueblos, arribaron a los palacios de gobierno municipal algunos personajes sumamente oscuros que ya provocaron mucho daño en el pasado y aún no se hartan, llegando en esta ocasión como “asesores”, arrastrando con ellos a sus incondicionales, los que vemos que han logrado colarse en algunas direcciones y secretarías de los ayuntamientos.

La población no merecemos esto, menos aún que en vez de mejorar vayamos en severo retroceso, que se den disculpas porque no vemos ni siquiera intenciones de trabajar en algunas administraciones municipales, en las que deseamos, de corazón, que nos equivoquemos rotundamente, ya que en la actualidad es mucho el sufrimiento que padecemos los nayaritas en todo el estado, aún en los que hay representaciones honestas y muy trabajadoras, por lo que sin poner  el más mínimo pretexto están llevando a cabo sus labores para beneficiar a todas las familias.

Y como los problemas siguen aumentado, más en las municipalidades, esperamos que aunque no lo merezcamos, ahora si tengamos buenas autoridades en los 20 municipios de Nayarit, estado en lo que se tiene ya un cambio con el arribo al poder del Dr. Miguel Ángel Navarro Quintero, quien desde antes de asumir la gubernatura, se dio a la tarea de trabajar incansablemente porque dice, nuestro estado ya no puede esperar milagros.

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