Por: Alex Aréchiga.
Sin lugar a dudas, las costumbres cambian con el devenir del tiempo, en este caso, en lo referente a la celebración de las fiestas de Fin de Año en la ciudad de Tuxpan, pues en la década de los 50’s, estos acontecimientos eran sumamente fastuosos, sobre todo en lugares de gran tradición, como fueron la Alberca Reforma, El Casino de la Feria, El Patio y el hotel América, centros sociales ya desaparecidos al igual que la costumbre en este pueblo, de alumbrar las casas con faroles. esa último noche del año.
Recuerdo que el 31 de diciembre incluso se hacían peregrinaciones al templo parroquial donde se acostumbraba celebrar la “Misa de Gallo”, esto ya en las primeras horas del 1 de enero.
A esta ciudad llegaban para amenizar la velada de Fin de Año grandes orquestas de fama nacional e internacional, como fue la del millonario Pablo Beltrán Ruiz, Pérez Prado y Miki Laure, entre otros grandes grupos musicales.
Sin duda, estos eventos eran compartidos por todas las familias tuxpenses de la época, las que de antemano, hacían sus reservaciones según sus posibilidades económicas, pues había lugares de esparcimiento en las que se concentraba la gente más humilde de la población, como eran los bailes populares en los barrios tradicionales
Destacaban los bailes de “La 30”, el de la viuda de Valenzuela, “El Pacífico” y del Tamarindo, estos último en el barrio Pueblo Nuevo.
Recuerdo también que en esta época ocurrieron tragedias que dejaron luto en todo la población coquera, pues la muerte de algún personaje en este día que era de alegría colectiva entristecía a todo mundo, como ocurrió la noche de fin de año en la que al estar sonando las doce campanadas del reloj, cayó muerto en pleno baile Nacho “El Talabartero”, quien era trabajador de Don Pedro Castro, dueño de la talabartería “La Charra”, o cuando en una noche del 31 de diciembre, una joven mujer de nombre Lilia Hernández Pintado falleció al tomar en sus manos una pistola, la cual se le disparó accidentalmente, o cuando corrió la noticia un primero de enero del repentino fallecimiento del estimado Chago Iñiguez, jefe del clan Iñiguez Velázquez.
Estas remembranzas vienen a la mente de los tuxpeños que tenemos muchos años, los que hemos comprobado que los tiempos pasados fueron mejores, quizá porque en esos años había unidad y cercanía entre las familias que habitamos esta ciudad en la que había lugares públicos de esparcimiento a los que acudía toda la gente, como eran “El Cinco de Queso”, “El Malecón” y el Jardín Principal, en los que además se hacían actividades de entretenimiento para toda la familia y como no es posible regresar el tiempo, solo me resta desear a todos mis anunciantes, lectores, amigos y clientes de “CORREO DEL PACIFICO”, que este nuevo año les traiga salud y felicidad. “Alex Aréchiga”.