
Y como olvidarlo, si en esas viejas calles de su barrio se desarrollaron miles de fantasias y aventuras que siguen maravillando su mente, Tereso vivía por la que hoy es la calle Zapata, entre la Mazatlan y Guadalajara y se conocieron un dia en que fueron convocados todos los muchachos del vecindario y se reunieron en la casa de Don Miguel Márquez, cerca de las cuatro de la tarde ya estaban aproximadamente una veintena de muchachos, atentos al llamado, don Miguel era un hombre como de 70 años, entre el y su esposa Doña Teresa Sandoval tenían a cargo a sus tres nietos; Santiago, Miguel y Antonieta y cada año el 29 de septiembre toda la muchachada del barrio era invitada a celebrar el cumpleaños de sus nietos que seguramente no todos cumplían año en esa fecha pero como mayoría manda y ese día se celebra a San Miguel Arcángel, se aprovechaba para el múltiple cumpleaños, entre él y doña Teresa organizaban el festejo que junto con la chiquillada del barrio, festejaban con piñatas, dulces, pozole y agua fresca y aunque por esas fechas ya es temporada de lluvias, jamás se canceló un evento, aunque siempre terminaban rompiendo las piñatas dentro de la amplia sala de la casa y todos los invitados regresaban a sus hogares, empapados de agua de la torrencial tormenta pero felices. Don Miguel apareció con una armónica y un pequeño tambor en la mano, mientras sus nietos sonreían al ver todo el chiquillero que estaba congregado. -¡Los he mandado llamar porque quiero que entre todos hagamos una conquista!-dijo don Miguel; mientras sus nietos reían en aparente complicidad, acto seguido, hizo dos filas de diez chiquillos y los formó de mayor a menor estatura y a la cabeza de cada fila, una mujer, una fila representaba a los conquistadores españoles y la otra a los guerreros aztecas, del lado de los españoles estaba la Reina Isabel, Hernán Cortez, Pedro de Alvarado y otros personajes de menor rango, junto con algunos frailes y del lado de los aztecas; La Malinche, Cuauhtemoc, Moctezuma, El rey de Tlaxcala; Xicotencatl, Netzahuálcoyotl y otros más, hasta completar diez personajes, así que conformados los dos grupos de danzantes, sobró un integrante: Tereso Bretado, un muchacho de regular estatura, corpulento y algo grande ya tomando en cuenta que el promedio de edad de los muchachos, oscilaba entre los diez u once años de edad, don Santiago entró a su casa y regresó con una máscara tallada en madera, de burdos razgos y un látigo de cuero que hizo tronar y lanzó un extraño y falseteado grito y le dijo a Tereso: -¡Tu serás el viejo de la danza y tu papel será bailar y corretear al lado de los danzantes y sembrar el terror entre los chiquillos que se arrimen mucho, gritando y tronando el chicote!- Y hubo pues, que ensayar por horas y horas por casi tres meses y aprender los pasos y los relatos o guión, ya que dicha danza es una representación de la conquista española y la conversión al cristianismo, de todo el pueblo azteca, don Miguel aunque tenía problemas de audición, no le impidió en lo absoluto enseñar a bailar a una veintena de mocosos y de batallarlos tanto tiempo, él solo, sin auxiliarse de nadie, con su armónica tocaba como cinco o seis actos de los que constaba la representación desde la llegada de las tres carabelas, el encuentro de españoles y aztecas, la traición de la malinche, el bautizo del Rey de Tlaxcala y la conclusión de la obra, toda la música era tocada por él y con el tambor eran marcados los diferentes pasos.
