Espérame tras la casa
cerca del corral de piedra,
a la vera de la hiedra
dónde la luz es escasa.
Allí dónde nadie pasa,
sin testigos presenciales,
quiero gozar las sensuales
locas y ardientes caricias.
que me ofrecen las primicias…
¡De tus deseos carnales!
Espérame en la negrura,
esa noche donde al tacto
nos amemos ipso facto,
a tientas en su espesura.
Y que toda la ternura arda
y haga crepitar,
todas las ansias de amar
de los cuerpos anhelantes
de dos noveles amantes ..
¡En vehemente suspirar!
Espérame que no tardo,
la oscura noche nos cubre,
tócame suave y descubre
que igual que la lumbre ardo.
Mientras mi deseo bastardo
de la ropa te despoja,
la hiedra tumba la hoja
y dos cuerpos sudorosos
en embates cadenciosos…
¡Una intensa lluvia moja!
© Bravonel