«El Batimóvil de Pedro Inda» …..
El Batimóvil, así bautizo Joaquín «El Kiry Martinez» al automóvil negro de Pedro, aquel Ford Thunderbird modelo de los cincuentas de aquellos dónde guardaba la metralleta Juan Orol en sus películas de gangster o el que abordaban Bruno Díaz y Ricardo Roca, nombres mexicanos de Batman y Robín, era una belleza de carro, bien pintado, con todas sus luces, bien afinado y con excelente tapicería, y ya si no, siendo pertenencia de un mecánico eléctrico, pero que no desconocía la mecánica automotriz. Fué la atracción de los vecinos del taller ver en las condiciones que llegó a las manos de Pedro y ver en poco tiempo el cambio que sufrió y convertirse en un auto viejo, pero en perfectas condiciones que no le pedía nada a ningún último modelo 1970, a Pedro, Joaquín y Bravonel les tocó el proceso de lijado para pintar de negro el vehículo en un taller que estaba por la calle Zapata, entre la México y la Veracruz y que era propiedad de su amigo de Pedro; Felipe Burgueño, muy pronto fué corrido en carretera, bien pintadita, afinado y detallado, con excelentes resultados, era un señor carro. A Bravonel le tocó viajar en él a la Feria Abrileña de Tuxpan, a la de Santiago Ixcuintla, a Villa Hidalgo, donde Erasmo(hermano de Pedro) tenía un taller eléctrico también, le tocó varias veces ir con Pedro y Joaquín Al Salto, a Malpaso y Tenamache; los balnearios naturales de su municipio, en muchos bailes por las rancherías se les vió bajar de aquel caballo negro; Juan Escutia, San Lorenzo, Vado San Pedro, aquel fabuloso automóvil fué visto en muchos lugares con aquel trío de pelafustanes que tomaban cerveza como un corsario, risueños y de tipo atrevido pero eran más tímidos que Bashful (el enanito de Blanca Nieves) y más amigables que el abuelito de Heidi. Hago la aclaración; a los bailes que asistían era porque algún cliente los invitó, jamás por cuenta propia y el único que bailó fué Bravonel que era un poco más aventado, sus amigos se limitaban a verlo y tenerle una cerveza destapada cuando volvía a la mesa. Desde la compra del automóvil, hubo muchas aventuras, no como las de Batman, si no de bohemias, nunca faltó una guitarra en el vehículo, y por supuesto un destapador, eran sin duda; el trío dinámico, un día fueron a Santiago a su feria y en un juego de canicas Joaquín se sacó una botella de cogñac y los pillos dieron cuenta de ella entre risas y ocurrencias, en otra ocasión visitaron la feria de Tuxpan y regresaron a altas horas de la noche entre tragos y canciones románticas, pero un día no lo invitaron y montaron en él; Pedro, Joaquín y Erasmo que estaba de visita y en la curva peligrosa que está adelante de El Vado San Pedro ya casi para llegar al crucero de la carretera (15) internacional, se salieron de la cinta asfáltica, se llevaron postes y alambrado de una tierra sembrada de tabaco y solo quedó en un susto, los tripulantes salvaron el pellejo, eso sí, el carro quedó rayoneado de las púas del alambre y lleno de terrones de la tierra de cultivo. Era 1979, cuando Bravonel se fué del pueblo y todavía algunos años que regresó, el Batimóvil seguía en pie, con algunos achaques pero entero, fuerte como todo un vehículo de superhéroes, presto para la aventura como en los setentas cuando era quinceañero, Bravonel no supo cuando se deshizo Pedro de dicho ejemplar, si sería por falta de refacciones o iría a parar a las manos de algún coleccionista pero un día regresó y Pedro por necesidades propias lo sustituyó por una camioneta para transportar su teclado y bocinas y actualmente lo vemos en procesiones, peregrinaciones y tocando alabanzas en la iglesia de la Purísima Concepción del pueblo de Ruiz y retirado ya de las bohemias, y como los buenos vaqueros; «colgó el destapador». © Bravonel