DEL EDITOR: LOS PRESIDENCIABLES VAN CON TODO.

La contienda electoral, la del presente año, será solo un juego de niños comparado con lo que nos espera a los mexicanos en el 2024, año en que habremos de elegir presidente de la República, diputados  federales, senadores de la República, muchos gobernadores, diputados y alcaldes en infinidad de municipios a lo largo y ancho del país.

Será, de hecho, un choque de trenes, pues los conservadores se preparan ya a dar la batalla a la corriente de MORENA y sus aliados, los que son, hay que decirlo claramente también, un grupo de ambiciosos políticos que su deseo más ferviente es seguir cobrando como servidores públicos de este sistema de gobierno que en más de cien años no ha respondido a las necesidades de los mexicanos.

Y es que a quienes hoy se desgarran las vestimentas y juran que van por un verdadero cambio en el país, los hemos visto, en décadas pasadas, al servicio del partido en el poder en ese entonces, al PRI, y cuando entró la decadencia del partido que mantuvo por más de 70 años la dictadura perfecta en México, brincaron como chapulines al PAN, por lo que son los mismos que dicen harán el cambio de la Cuarta Trasformación del país.

Y es que no debemos perder de vista que vivimos en un sistema capitalista, donde se tiene una democracia burguesa, en la que los pobres son vistos y tratados como seres inferiores, en los que domina la propiedad privada, de lo que se han aprovechado infinidad de extranjeros que detentan la riqueza de nuestro pueblo.

La lucha por el poder en nuestro país, lo dan los ricos y sus aliados y los ciudadanos son utilizados nada más como meros números para llegar a los cargos de elección popular y controlar los gobiernos Legislativo, Judicial y Ejecutivo y desde ahí, manejarse como dueños absolutos de vidas y haciendas.

Obviamente hay mucho en juego en estos procesos, incluso para la gente común y corriente que no tiene plena conciencia de que al votar por los candidatos ambiciosos, está perdiendo su libertad, destino y hasta su integridad física, pues la novedad ahora es que padecemos una enorme corrupción que hace posible el arribo de delincuentes y criminales a los gobiernos estatales y ayuntamientos.

Sin embargo, no hay de otra en nuestro país, por lo que la mayoría se va con los aspirantes menos malos, pues sabe que el verdadero cambio requiere que los electores tomen conciencia del valor de su sufragio y conocer otros sistemas más justos de gobernarnos.

Un cambio de sistema gobernante en nuestro país se ve muy lejano, por lo que no hay más que participar en los procesos cívicos que la misma burguesía y los capitalistas, los que desilusionan a millones de electores y por lo mismo, todos los procesos electorales que hemos realizado, tienen como ingrediente principal, un elevado número de ciudadanos inscritos en el padrón que no votan, siendo raros los gobernantes que han llegado al poder con el apoyo de la mayoría de los votantes, pues ganan siempre con una minoría y suman cientos de miles los sufragios que son comprados.

Como no hay de otra  y ahora hay millones de mexicanos que se han enganchado y ven con total simpatía el proyecto de la Cuarta Trasformación del país que representa el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y su partido, MORENA, la opinión pública ve con mucha simpatía a “Las Corcholatas”, como llama el mismo Jefe del Poder Ejecutivo a los aspirantes morenistas que ya andan con todo buscando el respaldo de los mexicanos, pues al final verán la manera de repartirse los cargos, que son muchos y todos, con sabroso hueso que roer por seis larguísimos años.

La oposición a MORENA  y sus aliados, se integraron en un equipo que encabeza el PAN y apoya el PRI y el PRD, los que también comienzan a asomar la cabeza, pues saben que hay condiciones para conseguir estados, municipios y escaños en ambas Cámaras, y mientras estos grandes personajes se preparan a participar en la gran fiesta, el pueblo humilde ve con desaliento que todo sigue igual, pero ahora con la esperanza que hay políticos dispuestos a seguir reforzando los programas de apoyo a la población más marginada, pues habrá un pueblo en paz mientras le den pan y circo.

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