Da enorme tristeza ver como en nuestros pueblos de provincia, donde todavía tenemos mucha población indígena, como éstos grupos étnicos son totalmente marginados de la sociedad y por la mayoría de los mestizos, quienes sin pensar en su condición, consideran a los nativos, mexicanos de tercera.
La discriminación hacia los pueblos originarios mexicanos es muy grande, incluso por las autoridades locales, estatales y federales, pues esto es evidente por más que los políticos y los funcionarios de los tres niveles de gobierno lo nieguen.
Y es que por más que que se lleven a cabo fiestas, homenajes y haya desfiles y conmemoraciones por las independencia de los mexicanos, nuestros hermanos indígenas siguen siendo oprimidos y explotados en su propio país, el cual ha estado por muchos siglos, en manos de personajes de origen extranjero, sobre todo españoles, quienes llevaron a cabo la invasión de nuestra tierra en 1492 para enseguida realizar la masacre de poblaciones enteras de indígenas, y a los sobrevivientes los esclavizaron y explotaron por cientos de años, dedicándose, entonces como ahora, al permanente saqueo de nuestros recursos.
Es evidente que para la gran mayoría de los indìgenas no se ha llevado a cabo una independencia de los descendientes de estos invasores, los que nos siguen gobernando y llevando a cabo el saqueo del país del que son dueños, por lo que lo menos que pueden hacer, es gritar que son sumamente felices y están orgullosos de ser mexicanos, mientras que nuestros humildes y marginados indígenas no puedan decir lo mismo.
La miseria, explotación y retraso que viven nuestros hermanos indígenas en su propio país, es terrible, lo que justifican las torpes autoridades con el cuento que son ellos, las etnias, las que se gobiernan de acuerdo a sus usos y costumbres y para no perder su identidad cultural, lo que es una verdadera falacia, pues con ese pretexto han sido despojados de todos sus bienes y se les tiene solamente como atactivo turístico y condenados a sobrevivir precariamente con el mísero dinero que sacan de sus artesanías y otras actividades que son obligados a realizar por su precaria situación, sobre todo, en las tierras donde habitan, en las que por lo regular, se las arrebatan delincuentes para producir enervantes, lo que de paso lleva a muchos habitantes de las comunidades indígenas, a la cárcel o la prematura muerte.
Para estas decenas de millones de mexicanos, México es un país que no ha llevado a cabo su total independencia, menos aún les ha dado Patria y libertad, por lo que tienen que seguir sobreviviendo en un medio hostil, a pesar que esta tierra es la que heredaron de sus ancestros que fueron despojados por los invasores extranjeros que siguen dañando severamente nuestra identidad al llevar a cabo la separación y enfrentamiento de los diferentes grupos y supuestas clases sociales.
Por esta marginación de los mexicanos más humildes, es que debemos luchar todos los días por la integraciòn de los mexicanos en general, hermanando a quienes habitan en las comunidades indígenas, a los que debemos dar las mismas oportunidades que a los mestizos y descendientes directos de extranjeros que debido a sus condiciones socio económicas, mantienen desde hace siglos el control del gobierno federal y en la mayoría de los estados de la Repùblica.