DEL EDITOR: DE PROMESAS NO VIVE EL HOMBRE.

Aunque usted no lo crea, solìa decir Ripley, en las campañas políticas nos han prometido de todo a los electores, al grado que si nos hubieran cumplido cada uno de los candidatos ganadores el 5% de ellas, México seria un verdadero paraíso.

Para dejar en claro este reclamo, el que los candidatos que han andado en campaña no nos han cumplido lo que nos ofrecen, basta señalar el fenómeno que hemos vivido, desde hace décadas, con la violencia y  la criminalidad, problemas que se nos ha prometido resolver a los ingenuos ciudadanos en cada proceso electoral que hemos vivido en este nuevo milenio, resultando que no solo no se ha combatido con eficacia este mal, si no que se ha seguido incrementado con el tiempo.

Pero aún hay más, como se decía en un programa exitoso de televisión en el pasado, pues hubo quienes dijeron que iban a defender el peso como un perro y resulta que nuestra moneda tiene perdido totalmente su poder adquisitivo, pues con un peso ya no se compra casi nada, cuando más un dulce muy pequeño y corriente, viendo también con el paso de los días, que los salarios ya no sirven ni siquiera para mantener sano y en buenas condiciones a un trabajador, y pensar en dar manutención a una familia con lo que nos pagan cada quince días, es una verdadera utopía.

De la corrupción ni hablar, este mal esté presente en los tres niveles de gobierno y en las dependencias de los poderes Judicial, Legislativo y Ejecutivo, lo que alienta a que esté muy enraizada en nuestra sociedad, en la cual se dan casos de tráfico de influencias, abusos de toda clase e impunidad, lo que nos hace que la ciudadanía viva siempre a la defensiva.

Las dependencias del gobierno no ven por la gente humilde del pueblo, pues todas están representadas por verdaderos ladrones y abusivos que nada más ven por sus intereses, por lo que la gente del pueblo voltea mejor a ver a los delincuentes, con los que sienten más seguridad, esto por increíble que parezca, creciendo de esa manera el vicio  y la degradación de nuestra juventud.

Ya es normal, por ejemplo, que quien es vìctima de un robo vaya con “el jefe de la plaza” a pedirle que castigue al delincuente y le regresen sus pertenencias, pues saben de antemano que el poner denuncia de un delito ante el Ministerio Público es un proceso largo y que además no tendrá positiva respuesta y menos aún, recuperará lo robado.

Por todo esto y muchas cosas más, los ciudadanos estamos desilucionados del gobierno y nos da lo mismo quienes estén gobernando, por lo que en las campañas no aplicamos ninguna estrategia para que gane el mejor, si no que vamos también con nuestros intereses, habiendo muchas personas que de plano piden dinero con la promesa de entregar el voto a tal o cual personaje, práctica que nos hunde más en la ingobernabilidad que vivimos en México.

Para infinidad de personas, incluso, el mes de campaña en los municipios es un verdadero martirio, ya que todo el día pasan vehículos haciendo propaganda con ruidosos aparatos, siendo bombardeadas las familias con toda clase de ritmos y música adaptada para resaltar la figura de candidatos y  partidos, lo que es un verdadero agravio para nuestros oídos y derecho a estar resguardados sanos y salvos en nuestros hogar del ruido extremo.

Sin embargo, hay que poner atención a las campañas y desempeño de los candidatos en esta etapa previa a las votaciones, y casi de inmediato nos daremos cuenta que es lo mismo que ocurrió hace tres o seis años, que también en los mìtines y eventos masivos, las promesas siguen siendo las mismas y que los resultados negativos estàn ahì a nuestra vista, ya que los problemas que expusimos ingenuamente en su momento, persisten todavía, y es que el prometer no empobrece, dicen, cumplir es lo que aniquila…

 

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