Este pasado viernes 11 de octubre, se llevò a cabo en Tuxpan, el  tradicional homenaje póstumo y acto luctuoso con el que desde hace más de cien años se recuerda el cruel asesinato de los mártires agraristas Antonio R. Laureles y Prisciliano Góngora, quienes fueron torturados, sacrificados y sus cuerpos ocultados en un zanjòn en la capital del estado por poderosos hacendados que de esa manera pretendían detener en Nayarit el avance de la reparticiòn de la tierra a quienes la trabajan.

Como se dice vulgarmente, las negras intenciones de los terratenientes que cometieron este doble crimen, se les  revirtieron,  salièndoles el tiro por la culata, ya que con el sacrificio de estos y otros mártires del movimiento agrarista, como  Simón Sánchez, se intensificò en esta región del norte de Nayarit el reparto agrario.

En su intervención, el presidente municipal de Tuxpan, quien es ejidatario de este mismo ejido, señaló que sabe lo que es el amor por la tierra, pues tanto èl como su numerosa familia, vienen del campo y conocen todas las actividades para hacer  producir la tierra.

“Hemos hecho todo en la parcela, desde preparar la tierra, hasta pajarear y levantar las cosechas, sabemos de los muchos sacrificios que hacen las familias campesinas, de sus necesidades y anhelos, es por eso que siempre hemos participado en todas las luchas agrarias, por lo que no somos ajenos al sentir de nuestros hermanos de clase, sintiéndonos orgullosos de nuestro origen.

“El progreso del municipio de Tuxpan lo estamos logrando de la mano de los ejidatarios de Tuxpan, los que gestionan  y logran beneficios del gobierno estatal que benefician a toda la población, por eso es importante seguir luchando con nuestra gente del campo”, dijo Gabriel Correa en su intervención.

En este evento luctuoso se llevò a cabo una marcha por las principales calles del pueblo y se rematò con guardias de honor en el jardín a Laureles, allá en el populoso y pujante barrio de Pueblo Nuevo. (FOMA).