DEL EDITOR: HUACHICOL: DESESPERACION DEL PUEBLO HUMILDE

arturo    La muerte de un militar, es una enorme pérdida para el pueblo de México, el que valora a estos hombres y mujeres que están al servicio de la Patria, que desde que toman la decisión de ingresar a las fuerzas armadas, hacen el juramento de defender, aún a costa de su propia vida, nuestra nación.

En el estado de Puebla, hace cosa de días, que cuatro elementos del ejército mexicano cayeron abatidos por las balas disparadas por criminales que tienen en su poder, en esa entidad, los ductos de Pemex, a los que sustraen la gasolina a través de gente humilde que se ha dado en llamar “Huachicoleros”.

Según las autoridades, son seis los municipios de Puebla en los que el robo de hidrocarburo se realiza constantemente, esto por parte de bandas bien organizadas que roban el combustible por las noches y es común ver que venden al público gasolina a bajos precios en carreteras, caminos e incluso en domicilios particulares, participando en esta ilícita actividad comunidades enteras, razón por la cual al ver la presencia de los militares, hombres armados los enfrentaron haciendo una barrera humano poniendo como escudos a niños y mujeres.

Para no provocar víctimas de menores y mujeres, los militares no respondieron a la agresión, por lo que en ese lugar fueron asesinados vilmente cuatro soldados del Ejército Mexicano, sacrificio que seguimos lamentando en el país.

Este fenómeno, la ordeña de los ductos de Pemex, así como el narcotráfico y vandalismo, se registra con gran incidencia en todo el territorio nacional principalmente por la ausencia total de oportunidades para decenas de millones de familias que viven en el total desamparo, lo que no justifica desde luego, el que se ataque y mate a soldados y policías.

Y es que debemos dejar claro, que al destruirse el tejido social en nuestro país, muchos pueblos y millones de compatriotas han quedado en el total de los desamparos, por lo tanto, le entran a lo que sea para sobrevivir, y eso le ha ayudado enormemente a los delincuentes que están robando y vendiendo el petróleo, pues es seguro que si la gente tuviera un trabajo seguro y buen salario, jamás harían una actividad fuera de la ley.

La reacción de “los huachicoleros” en el estado de Puebla, debe ser una severa llamada de atención al gobierno de nuestro país, ya que tuvimos un lamentable enfrentamiento entre gente del pueblo que está “trabajando” para la delincuencia, que enfrentó, con familias enteras al mismo Ejército, situación que además de alarmante, evidencia la desesperación que priva actualmente en los pueblos marginados y miserables que existen a todo lo largo y ancho de la geografía nacional.

Se ha dado a conocer a través de los medios masivos de comunicación, que tan solo “un halcón” al servicio de los delincuentes que manejan el robo de combustible en esa entidad, recibe como paga 12 mil pesos mensuales, cantidad que no tienen la mayoría de los trabajadores que se dedican a labores lícitas en esta entidad, donde además escasea el empleo.

Quienes realizan la labor de “halconeo”, por lo regular son menores de edad, mismos que llevan altos ingresos a sus familias, situación que ha propiciado que la gente que vive en comunidades pobres y abandonados de todo beneficio, esté decidida incluso a dar la vida porque no les quiten la oportunidad de obtener ingresos suficientes para vivir con cierto desahogo económico.

Por esa razón, mientras que el gobierno y la burguesía (los ricos), no lleven a cabo medidas para que se de una justa repartición de la riqueza, que se de empleo y sueldo decoroso a los trabajadores del campo y la ciudad, que haya beneficios para que todas las familias mexicanas accedan a una vida digna y sin sobresaltos económicos, vamos a seguir viendo enfrentamientos entre un pueblo miserable y las autoridades, habiendo que lamentar el que sigan muriendo en estos hechos violentos muchos mexicanos inocentes y que son de la misma clase social, los pobres.

Y es que las balas no van a contener jamás a un pueblo ávido de justicia y que busca satisfacer el hambre que padece.

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