09 de Agosto del 2017.- Para muchos ciudadanos nayaritas, la aplastante derrota que sufrieron los candidatos del PRI en nuestro estado, llevaría a ese partido prácticamente a desaparecer en la entidad, resultando ahora todo lo contrario al crecerse los líderes priistas al castigo, como los toros de lidia.

     Por esa razón se comenta que hubo cambio en las dependencias federales de la entidad nombrándose como directores de las mismas a líderes del tricolor, los que se han reunido para fortalecer la unidad y para ello se llamó incluso a ex gobernadores que como Ney González, se había mandado al ostracismo. Luego de ahogado el niño, ahora ese partido se ve dispuesto a tapar el pozo que provocó la debacle electoral del pasado domingo 4 de junio, lo que no repara el daño causado por las pérdidas enormes, pues no se lamenta solo el que ahora el PRI esté fuera del gobierno del estado, sino que ya no tiene presencia en los municipios más importantes de Nayarit, y del primer lugar, fue relegado al tercero, hablando electoralmente. En el Congreso del Estado, la bancada priista también se ve sumamente flaca, de ahí que a través del tráfico de influencias apoyado por el gobierno federal, busca restar dos diputados al PAN y de esa manera meterse a la pelea por el control del Poder Legislativo, del que se ve fuera con la composición actual de los representantes de los partidos en este recinto. Los representantes de las bancadas cuidan también esta posición, la cual les da ventaja económica sobre sus compañeros diputados, pues se habla que con esta representación se llevan los partidos alrededor de 200 millones de pesos al año, por lo que se ve difícil que haya quienes decidan sacrificarse renunciando a su militancia para pasarse a las filas del PAN o PRD para superar en número al PRI y con ello llevarse la cereza del pastel con la presidencia camaral. Los esfuerzos por el control del poder legislativo nayarita, lleva como finalidad mínima para el partido tricolor, llegar a acuerdos para representar el Congreso al menos dos de los cuatro años que durará la presente legislación, reflejándose ahí la férrea lucha de los partidos ahí representados. En el ámbito local, habrá que apostarle a los pocos representantes que logró meter a los cabildos de la región norte de Nayarit para el fortalecimiento de los comités municipales del PRI, lo que se ve sumamente difícil, ya que por lo regular estos representantes van con la finalidad de resarcirse de los millonarios gastos que hicieron en la campaña, para lo cual no les basta con las quincenas que recibirán en estos próximos cuatro años, y pensar que las oficinas de los comités del tricolor serán sostenidos por los representantes federales, es como tirarle pedradas a la luna. Sin embargo, los dirigentes priistas que hayan aprendido la lección, verán que en el proceso electoral del 2018 habrá una gran oportunidad para fortalecer ese partido, siempre y cuando tengan la suficiente capacidad de nombrar como candidatos a líderes reconocidos por su capacidad y popularidad entre la ciudadanía nayarita, como es el caso de la ex primera dama Charo Mejía de González, y su esposo, el ex gobernador Ney González. A nivel nacional, el PRI tiene una dura prueba en las elecciones federales del 2018, en las que se augura va a salir de la presidencia de la República, por lo que la dirigencia nacional debe voltear a los estados y procurar asegurar mayoría de diputados y Senadores, ya que de otra manera se verá en peligro de la extinción, como está en Nayarit. El fortalecimiento de la presencia de líderes priistas locales al frente de las dependencias federales que hay en nuestro estado, sumará trabajo político a favor de este partido, y de tener bien puesta la camiseta, estos funcionarios deberán apoyar económicamente a su partido, ya que se debe entender que partido pobre es pobre partido, pues la gente que vota se arrima a los políticos que los apoyan con gestoría y dinero constante y sonante, además que levantar esta institución partidista que quedó al borde de la muerte en las elecciones de Nayarit, requiere de grandes esfuerzos y recursos, los que ahora no saldrán de los ayuntamientos ni del gobierno del estado.