DEL EDITOR: SEAMOS OPTIMISTAS

arturo      Mientras no veamos tomar protesta a los funcionarios públicos, tanto del gobierno del estado como de los ayuntamientos, el malestar de los ciudadanos nayaritas por la supuesta imposición de personajes repudiados en las direcciones estatales y municipales es provocado solo por suposiciones, ya que no hay nada en concreto, aunque haya quien diga lo contrario.

Eso si, sabemos que quienes están impuestos a vivir del presupuesto se valen de todo, que hay tráfico de influencias de parte de los dirigentes de los partidos ganadores en las pasadas elecciones del 4 de junio, quienes a toda costa pretenden colocar en los cargos públicos a sus incondicionales para así poder ser parte de la toma de decisiones en el estado como en los 20 municipios, sin importarles el que con eso perjudican a la población en general.

Y es que al final de cuentas son el gobernador y los alcaldes los que deben imponerse colocando en los cargos de primer y segundo nivel a gente de su entera confianza, ya que solo de esa manera podrán llevar a cabo su programa de gobierno en los próximos 4 años.

En Ruiz, la gente de edad avanzada comenta que en su administración, en los años en que gobernó con mano dura Don Gilberto Flores Muñoz, éste envió una persona recomendada para que fungiera como tesorero municipal, y al entregarle una tarjeta con esas indicaciones al presidente municipal de Ruiz que acababa de tomar el cargo, en el reverso escribió al gobernante que le pedía le permitiera renunciar, pues ya había nombrado a otra persona al frente de las finanzas municipales y que por nada del mundo iba a quedar mal ante sus vecinos.

Se dice que con esta actitud, Abraham Villanueva hizo un excelente papel como alcalde ruicense, lo que le valió que estuviera por dos ocasiones al frente del ayuntamiento.

Por eso tenemos que esperar y confiar, además, que los próximos alcaldes y el mismo gobernador tendrán siempre, como vocación, el bienestar de los nayaritas y que en ese sentido escojan como sus colaboradores, a gente de probada honestidad y capacidad, que no creen más monstruos como “El Fiscal del Diablo”, Edgar Veytia, o que se cuelen peligrosas bandas delictivas a los ayuntamientos, como sucede actualmente en la mayoría de los municipios.

Esperemos que los futuros funcionarios públicos que habrá en Nayarit, sean todos bien escogidos y seleccionados, esto para que ayuden a los alcaldes en la solución de la infinidad de problemas que existen, no para crear más, tal  como sucederá si llega gente nociva, repudiada e incapaz.

Las próximas administraciones en los municipios serán por cuatro largos años, los que se nos harán eternos si continuamos padeciendo malos gobiernos y peores funcionarios, esos que nos ven a los ciudadanos en las presidencias municipales como si fueran los dueños de las oficinas, por lo que menos nos hacen caso o atienden nuestros reclamos.

Ahora debemos confiar y pedir al gobernador entrante, Antonio Echevarría García, que nos cumpla con su promesa de que habrá empleo para todos, que nos ayudará con su experiencia para que nos den ocupación y a través de nuestra actividad, devengar un salario justo.

Debemos tener confianza en que habrá de regresar la paz, que se acabarán las ejecuciones, que no habrá secuestros y ni un solo feminicidio, que vamos a dormir por fin confiados y que el campo volverá a florecer y producir cosechas con las cuales nuestros agricultores volverán a tener bonanza.

A nivel local y porque se supone que votamos por el mejor elemento para que nos gobernara, nuestros alcaldes habrán de fajarse los pantalones para que las presidencias municipales vuelven a ser confiables, que la gente regrese a exponer problemas que les van a solucionar, ya que es a las oficinas municipales a las que acuden en primer instancia las familias en estos pueblos.

Esperemos, pues, que las buenas noticias sigan fluyendo, que nos vaya bien a todas las familias nayaritas después de más de 12 años de vacas flacas, pues los ciudadanos ya cumplimos llevando a cabo el cambio tan anhelado en Nayarit, por lo que ahora le toca a nuestros gobernantes hacer realidad lo mucho que nos prometieron.

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