Llama la atención de propios y extraños el hecho que a estas alturas del gobierno del joven empresario Antonio Echevarría García no haya en Nayarit ni un solo escándalo de corrupción, cuando esta práctica es común en todo México.
Haciendo comparaciones solo con su más reciente antecesor, Roberto Sandoval Castañeda, en los primeros cien días de la administración del “Sasasá”, ya se había consolidado el imperio de corrupción y crimen encabezado por el ex Fiscal Edgar “El Diablo” Veytia, quien inició a centralizar todo el negocio de la procuración de justicia, controlando incluso el poder judicial, pues imponía sanciones y monto de fianzas en los juzgados, mientras que en los ministerios públicos todos los asuntos se arreglaban mediante multas impuestas a quienes ahí acudían o eran citados por esa autoridad.
“Aquí debes pagar tanto a la Fiscalía”, le decían a uno en las oficinas de las agencias del ministerio público, y a la par de esto, era común ver como cobraban en la tesorería estatal cientos o miles de “aviadores”.
Por un tiempo, incluso años, los criminales y bandidos más feroces se encontraban en la fiscalía estatal, de ahí que se mantuvo una paz sepulcral en el estado, donde se comenzaron a perpetrar secuestros y ejecuciones de personas que tenían bienes, de los que fueron despojados sus familiares por intervención del criminal que ahora se encuentra recluido en una prisión de los Estados Unidos, situación que jura y perjura el ex gobernador que jamás se enteró.
La corrupción no solo propicia el que se de el descarado robo del patrimonio de los mexicanos o los nayaritas, que se registren crímenes e infinidad de delitos más en contra de la ciudadanía, ya que también fomenta el que se formen cotos de poder, llegando a predominar los grupos del crimen organizado, situación que ahora sufrimos como herencia del pasado, los habitantes de nuestro estado.
En los pocos meses del gobierno encabezado pro el empresario Antonio Echevarría, hemos podido comprobar que éste no permite ni el más mínimo acto de corrupción, por eso desde el inicio de su mandato comenzó a llevarse a cabo la regularización en dependencias donde era común el que se diera esta práctica como cosa normal, como sucedía en los SEPEN, Prensa, Secretaría de Finanzas, etc., donde ahora vemos se han dado de baja a cientos de personajes corruptos, la mayoría que cobraba sin desquitar el sueldo que se les pagaba.
Sorprende el hecho que ahora, en esta administración, no haya cabida ni siquiera para gente que se vio muy activa en la campaña y que por lo mismo esperaban que los dejaran cometer actos deshonestos, saliéndoles el tiro por la culata, pues no se les dio la más mínima impunidad.
Tal es el caso de un personaje de la ciudad de Ruiz, quien trató de llevar a cabo actos de corrupción y se topó con un contundente no, llegando incluso autoridades estatales a su domicilio para hacer decomisos, lo que es todo un escándalo en esta localidad, en la que avalan y aplauden el que ahora sea directamente el gobernador quien se pronuncie y pare de inmediato cualquier corruptela, buscando castigar a los responsables sea quien sea.
Obviamente sabemos que hay infinidad de problemas por resolver en Nayarit, que lo que más lastima a la sociedad es la violencia y la criminalidad que no para, entendiendo también que esta situación nos fue heredada precisamente por la enorme corrupción que prevaleció en los anteriores gobiernos, ya que se comprometieron y colaboraron desde las mismas instancias gubernamentales con la delincuencia organizada, la que ahora, al no pactar, se siente amenazada y responde de manera sumamente violenta.
Por esta razón, en la lucha contra la corrupción, el gobernador Antonio Echevarría García debe tener el total respaldo y apoyo de todos los nayaritas, quienes debemos valorar lo bueno que ahora tenemos y no irnos con el canto de las sirenas, estrategia de algunos de los eternos enemigos del pueblo que siempre están emboscados atrás de cargos de elección popular o partidos políticos.