DEL EDITOR: LA FUERZA DEL VOTO

arturo-1      El pueblo de México acaba de dar una gran lección de democracia a todo el mundo, ya que las clases oprimidas, los pobres, decidieron ejercer su derecho a decidir políticamente y casi 20 millones de votantes lo hicieron por un cambio de sistema de gobierno en claro repudio a los que hasta hoy han padecido.

En el último discurso de su campaña, el entonces candidato presidencial de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, se refirió y reconoció a todos los luchadores con ideales socialistas que ha habido en México en las últimas décadas, refiriéndose y destacando a los jóvenes que en 1968 se enfrentaron pacíficamente al gobierno exigiendo cambios que beneficiaran a la mayoría de compatriotas pobres y fueron reprimidos a balazos, así como a quienes tuvieron que proseguir su lucha de manera clandestina y retaron valientemente al nefasto sistema gobernante de la época, entre éstos al nayarita Alejandro Gascón Mercado, quien incluso participó en una campaña como candidato a la presidencia de la República, habiendo sido presidente municipal de Tepic y candidato del Partido Popular Socialista al gobierno de nuestro estado, y aunque ganó el proceso, el gobierno federal no lo reconoció, esto en el año reciente de 1975.

El propio López Obrador ha padecido el rechazo de la clase gobernante en nuestro país, de ahí que en anteriores procesos electorales en los que fue candidato a la presidencia de la República fue víctima de dos fraudes electorales, al igual que Cuauhtémoc Cárdenas, quienes sin embargo, lograron ser gobernantes de la Ciudad de México.

En estas elecciones del 1 de junio del año 2018, las fuerzas que mantienen la represión y explotación de la mayoría de los mexicanos no tuvieron oportunidad de hacer nada en contra del triunfo de Andrés Manuel López Obrador porque a pesar de todas las trampas que hicieron con la compra de votos, amenazando a los votantes, utilizando gobiernos de los estados y en los municipios, no pudieron doblegar a los ciudadanos y estos decidieron emitir su voto en contra del corrupto sistema gobernante y a favor del luchador socialista al que califican de populista porque hace propuesta a favor de las familias más humildes y los grupos sociales más desprotegidos.

Fueron millones “los acarreados” por los sicarios de los partidos políticos conservadores que ya estando en las casillas electorales, en vez de dar el voto a quienes los corrompían, tacharon el sufragio a favor de López Obrador y aún más, lo hicieron también por los candidatos apoyados por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), a los que también hicieron ganar.

La diferencia entre los candidatos de los partidos tradicionales y quienes iban junto con el candidato presidencial ganador, fue abismal y por lo mismo, fue sumamente imposible cometer un fraude electoral.

La fuerza del voto masivo de los ciudadanos mexicanos que exigían un cambio en el gobierno de la República, obligó también a que los candidatos opositores a quien es hoy el ganador de la contienda electoral, reconocieran su triunfo, por eso José Antonio Meade y Ricardo Anaya se apresuraron a declarar que la gente que votó había decidido que Andrés Manuel López Obrador fuera el nuevo presidente de la República Mexicana.

La lección debe ser aprendida y por eso, de esta fecha en delante, en todos los futuros procesos electorales, los mexicanos debemos confiar en nuestro voto, ya que aunque individualmente se vea frágil, de manera masiva se fortalece y obliga a que se reconozca la decisión de la mayoría.

Y en la euforia popular que no termina por este sonoro triunfo democrático que pone en la presidencia de la República a un líder socialista honesto, los ciudadanos que votaron esperan que lleguen los beneficios de su valerosa acción, pues el nuevo presidente de todos los mexicanos ya declaró que en este gobierno se tomará en cuenta primeramente a los más pobres, porque con ellos está en deuda la Nación.

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