La mañana del sábado 17 de febrero del 2018, hace precisamente un año, falleció en su domicilio de Guadalajara, Jalisco, el estimado doctor Santiago Andrade Brambila, quien fuera presidente municipal de Tuxpan en el trienio 57-60, sucediendo en dicho cargo al empresario y agricultor Don Eduardo Flores Tapia, y que pese a su avanzada edad, hasta hace pocos años, siempre dedicaba un día para visitar a sus amistades y dar atención a pacientes en la botica de Chela Rodríguez, en Tuxpan, y que ya instalado con su familia en La Perla Tapatía cubría su turno en el sanatorio “Santa Rita”, por la calle Angulo y la Calzada Independencia.
La personalidad del doctor “Chato Andrade”, como era ampliamente conocido en Tuxpan, llenó una época en nuestra ciudad y la región, no solo por el recto y cumplido ejercicio de su profesión que le ganó la simpatía y estimación de las familias tuxpenses, pues fue el médico de Tuxpan por excelencia, que nunca faltó a su deber profesional a pesar de sus actividades oficiales como presidente y como miembro destacado del Club de Leones, del que fue gobernador del distrito en aquella época, cuando este organismo tuvo una gran influencia en la vida social y política de nuestro medio.
Fue uno de los hijos formados por el ejemplar ciudadano que fue Don Santiago Andrade Vega y su esposa Doña Carmen Brambila; en su juventud fue basquetbolista y amante del béisbol, que fueron entrenados y formados por Lorenzo López Ibáñez, del que durante su gobierno municipal se le impuso su nombre al estadio a iniciativa del periodista tuxpense radicado en Mazatlán, Sinaloa, Arnulfo Jiménez Rubio. El doctor Chato Andrade fue catedrático de la escuela preparatoria junto con un grupo de profesionistas que mucho contribuyeron al sostenimiento de esta escuela y a su fundación, ya que los sueldos que percibían eran meramente simbólicos.
Recuerdo que en su administración figuraron como secretario el culto y amble licenciado Salvador Calvillo Piña, quien luego fue el primer director de la Preparatoria; tesorero Salvador Romano Magallanes, siendo diputado local el conocido agricultor Francisco “Chico” Vega, y Arcángelcomo jefe de policía Don Lupe Rodríguez “El venado de Ocho”.
El doctor Chato Andrade sobrevivió poco tiempo a la muerte de su esposa, señora Bertha Pérez, quien falleciera hace poco menos de dos años. El matrimonio procreó seis hijos: Jorge, Patricia, Bertha, Carmen, Katia y Fernando.
RECORDANDO AL DR. CHATO ANDRADE
Hay seres humanos que conocimos y tratamos en la vida que pensamos que nunca van a morir, que siempre estarán entre nosotros, pero la realidad se impone, el tiempo corre y no se detiene, llega el momento en que debe cumplirse la ley inexorable de la vida, que todo lo que nace muerte algún día.
El doctor Chato Andrade fue una personalidad que llenó toda una época en nuestro pueblo en la década 50-60, podemos decir con justicia que significó y representó la inteligencia de Tuxpan, tanto en el ámbito profesional como político, social y deportivo.
Lo veo en mi recuerdo como además de cumplir su responsabilidad como alcalde en el periodo 57-60, nunca desatendió su consultorio médico. También fue gobernador del Distrito del Club de Leones que cubría 4 municipios y fue un gran aficionado a los deportes, pues lo vimos practicar basquetbol integrando una quinteta con el formidable Vicente Ponce “Gallo Viejo”, Filemón Valdivia, Julio Leal, “Pabochas” Quintero, y otros, bajo la batuta del inolvidable y entusiasta deportista como fue Lorenzo López Ibáñez, y se daba tiempo para asistir a los juegos de béisbol.
También lo veo, bajo la luz luminosa de mi recuerdo, jugando carambola con el también doctor Héctor Campa Gallardo, Pastor Sandoval, Alfonso Martínez, Ché González, Tani Huerta y otros amigos de su tiempo que figuraron de manera notable en la vida social de Tuxpan de ese tiempo que hoy suspiro con nostalgia, en el local del club de Leones que se ubicaba por la calle Hidalgo y Victoria, donde hoy está una zapatería.
El Chato Andrade fue un hombre carismático, versátil, amable y muy generoso, tanto con la burocracia como con sus pacientes, pues recuerdo que cobraba diez pesos por consulta y muchas veces nada, según decía por la condición humilde de muchos de ellos que acudían a su consultorio en busca de la salud perdida.
Como yo era su asistente, siempre me decía que repartiera entre mis compañeros burócratas los “boletos de cortesía” que los circos, carpas y caravanas de artistas y otros espectáculos regalaban a los presidentes.
También una faceta del Chato que no olvido, es que era sentimental, pues cuando en 1958 que falleció sus mamá Doña Carmen Brambila, en su dolor no pudo ocultar ni contener una lágrima, expresando con gran tristeza que “De nada valía ser buen médico y presidente si no pudo curar a su mamá…”.
Son cosas de la vida, mis amables lectores, y es la voluntad de Dios que diseñó así la naturaleza para nacer y morir. Vaya este recuerdo para el doctor Chato Andrade, mi patrón de grata memoria entre los tuxpenses que tuvimos el privilegio de coincidir con él en esta vida, y sus familiares y amigos le oficiarán hoy una misa a las 10 de la mañana y 6 de la tarde en el templo parroquial de San Miguel Arcángel. (Alex Aréchiga).