Por: ALEX ARÉCHIGA.
La mañana del 30 de Marzo de 1954, fue cobarde y arteramente asesinado acribillado a balazos y cuchilladas, el valiente líder agrario Crispín Durán Zamorano,, más conocido en toda la región del norte de Nayarit como “El Prieto Crispín”, tuxpense de nacimiento, pues nació en el populoso barrio de Pueblo Nuevo un 4 de diciembre de 1909.
Siendo un niño, su familia se fue a radicar a Santiago, Ixcuintla, donde estudió la primaria y debido a su inteligencia e inquietud, familiares se lo llevaron a estudiar a Guadalajara, donde se recibió de Tenedor de Libros, carrera que hoy corresponde a la de Contador Público.
El fallecimiento de la mamá del “Prieto Crispín”, le hizo regresar a Nayarit. Cuentan que tenía 20 años de edad cuando entró a trabajar en la hacienda “El Carleño”, de San Blas, donde se hizo cargo de la administrar las productivas tierras, animales, y de la llamada entonces “Tienda de Raya”, siendo precisamente ahí donde se dio cabal cuenta de la situación lamentable del campesinado por la explotación inicua de que eran objeto los peones de la hacienda.
Como cosa del destino, con sus estudios, notable inteligencia e inquietudes revolucionarias, aprovechó el programa del reparto agrario que el gobierno del General Lázaro Cárdenas llevó a cabo en Nayarit para hacerse ejidatario y también ayudó a muchos campesinos, entre ellos a uno que era su compadre y que al final fue “el judas” que lo traicionó informando a los judiciales sobre su itinerario, siendo de esa forma que lo emboscaron en el camino a su parcela para matarlo cobardemente con toda premeditación, alevosía y ventaja, pues “El Prieto” Crispín no tuvo ninguna oportunidad de defenderse. Lo tumbaron a balazos de su caballo y ya caído y mortalmente herido, lo apuñalaron para rematarlo de esa manera cobarde y cruel cuando se dirigía a su parcela.
La comunidad donde sucedió este hecho criminal se llamaba “El Nuevo”, al que se impuso después el nombre de Villa Hidalgo.
Este hecho sangriento sucedió durante el gobierno de Gilberto Flores Muñoz.
Por muchos años se cantaban “corridos” de este artero crimen por los pueblos de la región y en la actualidad todavía se escucha “El Corrido del Prieto Crispín”.