DEL EDITOR: DEBEMOS CAMBIAR AL ÁRBITRO

Muy mal parados quedaron ante la opinión pública, los consejeros del INE al quitar la candidatura a Félix Salgado Macedonio y a Raúl Morón, el primero en Guerrero y al segundo en Michoacán entidades en que ambos personajes buscaban el gobierno estatal.

Además, a MORENA, le fueron desconocidos casi cincuenta candidatos más, 25 a diputados federales y los demás a cargos locales en diferentes estados de la República, lo que nos llega a preguntarnos si en verdad hay democracia en México, ya que se supone, en el caso de las elecciones, que son los ciudadanos los que tienen todo el poder de elegir libremente a sus gobernantes, y  en estos casos, son unos cuantos individuos de la más alta élite social de nuestro pueblo, el que nos dice quiénes no compiten para ser electos gobernantes o representantes.

La sanción la hace el INE en razón a la falta cometida, dicen, pero en el caso de ambos candidatos a gobernadores, fue por omisión de gastos de precampaña, lo que ascendía apenas a unos cuantos miles de pesos, cuando en todos los municipios en los que se van a elegir alcaldes, se ve que cientos o miles ya rebasaron ambos presupuestos nada más en pintar bardas.

Más allá del castigo, en este caso vemos que los consejeros del INE van con todo para impedir que el pueblo busque la mejor opción de gobernarse, pues también ven la manera de que, por ningún motivo, el partido en el poder obtenga mayoría de representantes en la Cámara de Diputados Federales, lo que nos expone claramente que no se respetará jamás que el pueblo humilde imponga una democracia plena, ya que por siempre hemos tenido “democracia burguesa”, y por lo mismo, los órganos de control de la voluntad popular están manipulados por la gente económicamente poderosa a la que les espanta la idea que el pueblo trabajador, que los ciudadanos que viven de su salario, cambien el sistema que actualmente nos mal gobierna.

Y es que comprobar lo anterior es fácil, ya que basta con solo mirar las listas de los candidatos registrados y aprobados en todo el país por esos mismos consejeros que ahora se rompen las vestimentas para que no se den candidaturas a quienes omitieron hacerles saber el gasto de unos cuantos miles de pesos, mientras que aprobaron las solicitudes de violadores, integrantes de las bandas delictivas, narcotraficantes, rateros y toda clase de parásitos que viven de estar engañando permanentemente a todos los mexicanos

Destaca también el hecho que se da entrada a decenas de partidos que buscan participar en estas elecciones para tener registro local, cuando menos, entrando a la batalla electoral solo para dividir el voto y que éste no llegue a quienes son enemigos de clase de quienes por décadas han gozado de fabulosos sueldos y cercanía con el poder gubernamental, y en esta caso debemos señalar que la postura de los mentados consejeros electorales es la adecuada a su clase social, la aristocracia gubernamental.

Incluso, dudamos que tengan plataforma ideológica esos partidos admitidos por este árbitro que sanciona de manera totalmente dispareja las faltas cometidas por quienes entran al juego electoral, siendo como si en un partido de fútbol, el árbitro sacara tarjeta roja de expulsión a quienes se pone en fuera de juego, y solo amonesta de palabra a quien rompe una pierna del adversario de manera intencional.

Con esta explicación resulta obvio que mínimo los ciudadanos afectados debemos pedir que se desconozca a los árbitros electorales, que los cambien, o que en todo caso, se reemplace el arbitraje electoral por otra organización de la sociedad civil que sea completamente imparcial, independiente y por lo mismo, en el caso de retirar candidaturas, lo haga en razón de faltas graves o que los candidatos representen un peligro para el pueblo, como los corruptos, ladrones, delincuentes y narcotraficantes, lo que a la fecha no ha sucedido y por esa razón anda ahora la justicia tras algunos peligrosos narcos que luego de estar al frente del gobierno en sus respectivas entidades, fueron detectados por las autoridades de Estados Unidos, ya que en México se les consideraba y se les sigue considerando, como unas blancas palomitas.

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