S A T I R I C O S A S Por: FOMA

Sin lugar a dudas, otro de los grandes personajes que destacó en su pueblo natal de Tuxpan, fue el señor Amado Villela de Dios, pueblo en que nació en el año 1983 y quien procreara una sobresaliente familia, pues casó con Carolina Rodríguez Camberos, procreando este matrimonio 5 hijos, siendo ellos Gilberto, Amado, Irma, Esther y Bonifacio. En su juventud, Amado, era estudioso y muy católico, por lo que decidió, junto con otros jóvenes tuxpenses de la época y en plena guerra cristera, irse a estudiar al seminario de la capital del estado, entre ellos Isidro Cervantes, quien posteriormente sería su compadre, y cuentan que un día, yendo camino a Tepic a pie por el viejo camino de Puerta Azul a Coamiles, el que pasaba por Ibarra, Puente de Tuxpan para llegar a Santiago, agarrar por La Presa y Navarrete, ya en la parte serrana fueron detenidos por unos soldados y llevados presos al cuartel, pues el Seminario estaba cerrado por el conflicto del gobierno federal con la iglesia católica. Cuentan que los jóvenes, fueron privados de su libertad y torturados, para después dejarlos en libertad, y ya de regreso a su pueblo no continuaron con su vocación sacerdotal, aunque trajeron del seminario la práctica del béisbol a Tuxpan, y tanto Amado como Isidro se establecieron como comerciantes; el primero instaló un estanquillo por la calle Hidalgo esquina con Francisco I. Madero, donde estaba el mercado viejo, y frente estaba la tienda de Isidro Cervantes, en lo que hoy es la nevería “La Michoacana”. Amadito Villela, como le decían, expendía ahí revistas y cachitos de la Lotería Nacional, la que precisamente cumple este 2021, 250 años de haber llevado a cabo el primer sorteo. Entre esos jóvenes seminaristas estaba también, David Ramírez y Jesús Jiménez, quien se hizo tenedor de libros, el equivalente de lo que hoy es Contador Público, y llevaba la contabilidad del ejido y de Don Eduardo Flores Tapia, quien habilitaba a los campesinos. En 1946, al inaugurarse el actual mercado municipal “Sóstenes Rocha”, Amadito y su esposa, Doña Caro, se ubicaron en el local donde actualmente se encuentra su hijo, el ingeniero Boni y su esposa vendiendo revistas, periódicos, entre éstos CORREO DEL PACIFICO, y obviamente, cachitos de la Lotería Nacional. Cuentan que la gente de Tuxpan admiraba al pulcro comerciante, el que creían era ateo, ya que era lector asiduo y poseía enorme cultura, sabiendo además que pertenecía a la Logia Masónica, y tal vez ignoraban que en su juventud intentó ser sacerdote, por lo que llamó la atención de la grey católica el que un día, en una visita que hizo a Tuxpan el obispo de Tepic, mandara llamar a Amado Villela a una tertulia que tenían en casa de un próspero y católico comerciante, y al acudir al llamado del Sr. Obispo, éste lo abrazó efusivamente y le dijo: “?Qué te has hecho, Amadito? Tantos años sin vernos!!, comentario que levantó la admiración de los presentes que desconocían que ambos habían sido compañeros en el Seminario. De ahí en adelante, los católicos y los beatos tuxpeños aceptaron a este ciudadano ejemplar, quien además fue visionario comerciante, el cual falleció en el año de 1966, dejando su legado a su esposa, Doña Carolina Rodríguez, quien estuvo viuda por muchos años, ya que falleció el 5 de octubre del 2005… Y hasta la próxima.

 

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