DEL EDITOR: LA VIOLENCIA CONTINUARÁ.

 

La campaña electoral del 2021 que culminó con las votaciones de este domingo 6 de junio, tienen ya el nada honroso reconocimiento como el proceso político más violento que ha vivido México en toda su historia y el que ha costado decenas de candidatos a diferentes cargos de elección popular asesinados.

Hay también muchas figuras públicas que fueron secuestradas, otras desaparecidas, algunas amagadas y amenazadas, culpando de esto a las bandas del crimen organizado, pero la gente sospecha que algunas de estas tretas fueron parte de las estrategias políticas de partidos y candidatos desesperados que veían venir el fracaso total de sus campañas y la inminente derrota en las urnas electorales, tal y como finalmente sucedió.

Es verdad que la delincuencia en México está totalmente desatada y muy fortalecida, pero no más que el gobierno, debiendo entender los ciudadanos que los procesos electorales en los estados son intervenidos directamente por el gobernante en turno, en el caso de Nayarit, por el empresario Antonio Echevarría García, quien tiene los medios para que se diera una tregua en su entidad por parte de los grupos delincuenciales mientras pasaba la campaña y los votaciones, que se tuviera paz para que los ciudadanos participaran libremente y con seguridad en este proceso de relevo gubernamental.

Por esta razón Nayarit no tiene registro de candidatos agredidos, asesinados o secuestrados, habiendo eso si manifiesta inconformidad porque se dio el tráfico de influencias para despojar a gente muy popular de las candidaturas en las dos alianzas, hecho que hoy se manifiestas con descalabros.

A diferencia del resto del país, en Nayarit tuvimos solo mucha violencia verbal, se dieron algunas amenazas y hay quienes aseguran que fueron “levantados” para amedrentarlos y ya no siguieran adelante en los proyectos políticos en los que participaban, corriendo muchos rumores que nadie pudo confirmar como reales, existiendo la duda porque los políticos se valen de toda clase de artimañas para llamar la atención y sacar alguna ventaja sobre sus oponentes, más cuando se ven perdidos y ven en una denuncia falsa la solución para revertir esta derrota anticipada.

Lógicamente, ahora la violencia que se ve venir de manera general en todo el territorio nacional, es la que ocasionen los resultados en los Consejos Electorales municipales, estatales y a nivel nacional, pues todo mundo sabe que los partidos participantes y los candidatos derrotados en las urnas electorales, pegarán el grito en el cielo, se valdrán de sus representantes e impugnarán muchas decisiones que hizo la ciudadanía en las urnas.

Por esta razón es lógico suponer que esta campaña seguirá generando violencia aun después de haber concluido con las votaciones, esperando solamente que ahora si se de protección efectiva a todos los actores políticos del país y de Nayarit, que ya no tengamos que lamentar la pérdida de ninguna valiosa vida humana por las ambiciones y disputa de algunos cuantos inconformes con los resultados de esta sangrienta contienda supuestamente civilizada.

Y es que debemos respetar, ante todo, la decisión popular y aguantar estoicamente a los ganadores, aún así se trate del más ruin de nuestros paisanos, al que debemos señalarle en el futuro los errores que cometa ya como funcionario, pero por nada del mundo se le debe agredir física o verbalmente, pues se supone que ahora tiene ya una representación constitucional que debemos respetarle lo que no lo exonera de las críticas y denuncias si comete yerros.

Y es que vivimos en un sistema de gobierno totalmente imperfecto y con el que muchos mexicanos no estamos de acuerdo, pero por el bien común tenemos que buscar la manera de cambiarlo de manera pacífica, sin tanta violencia y menos con derramamientos de sangre, mucha de ella de gente inocente que tiene la desgracia, como en los enfrentamientos entre los grupos criminales o de elementos del ejército o la policía con sicarios, de estar en el lugar y el momento equivocado, como las muchas víctimas que deja este proceso electoral, sobre todo con ciudadanos frustrados y estigmatizados ahora como enemigos de algunos gobernantes electos.

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