DEL EDITOR: NO A LA MILITARIZACION DEL PAIS.

Es un hecho que se habrá de reformar la Constitución para dar tareas de seguridad nacional al Ejército, pues de las fuerzas armadas dependerá directamente la llamada Guardia Nacional y esta tendrá como misión llevar a cabo tareas de pacificación del país y de combate a la delincuencia organizada y  contra la corrupción.

A pesar de todos los argumentos que se esgriman para legitimar esta decisión, la de mandar a elementos del Ejército Mexicana a tareas que le competen realizar a la sociedad civil a través de organizaciones de seguridad y procuración de justicia, es innegable que el militarizar nuestro pueblo es un severo retroceso para el país, el cual recién acaba de salir de la tiranía que ejerció por más de 70 años el PRI y de la alternancia que este partido corrupto tuvo con los conservadores del PAN, gobiernos que tomaron la mala decisión de declararle la guerra al narcotráfico y provocaron una masacre que aún no termina y lleva ya muchos cientos de miles de víctimas mortales y la generación de una violencia que no tiene límite.

Además, por más de que haya ingenuos que creen que todos los militares son hermanas de la caridad que ayudan en las desgracias a la sociedad civil, la verdad es que los mandos castrenses están metidos de lleno en estrategias para garantizar lo que ellos creen es lo mejor para el país, por lo que en ocasiones toman decisiones drásticas que se cristalizan en golpes de estado, los que de paso ocasionan un sufrimiento atroz a los pueblos, los que para recuperar la paz, por lo regular, tienen que llevar a cabo enorme derramamiento de sangre de muchos inocentes.

El solo pensar que se pudiera dar la posibilidad de que surgiera en el futuro algún personaje encumbrado en el Ejército tentado a tomar las riendas del gobierno, enchina la piel a muchos compatriotas, no porque los mandos militares en México sean nefastos, pues en un afán de mantener  la paz y la seguridad nacional, si pudieran los militares pensar hacerse cargo de las instituciones públicas.

El pueblo de México admira y respeta a los elementos del Ejército Nacional y siente a los soldados como sus aliados que defienden la soberanía y al país incluso con sus propias vidas, lo que es muy diferente si se les ve metidos en tareas que corresponden realizar a la policía, la que ya sabemos es corrupta y no ha sabido dar la seguridad que requerimos los mexicanos, además de que en ocasiones son un peligro para la sociedad, pero eso lo debemos solucionar los ciudadanos y las instancias con que se cuentan en los tres niveles de gobierno y no con la fuerza de las armas.

Los mexicanos entendemos, además, que los militares tienen un poderoso arsenal y armas sumamente mortales que utilizan para su función como garantes de la soberanía nacional, y que en un momento dado también pudieran utilizar para terminar con la amenaza que representara para el país, según su óptica, algún grupo criminal, como ya sucedió en Sinaloa, en la crisis en la que se vieron obligados a dejar en libertad a un hijo del narcotraficante “El Chapo Guzmán”, en la que se tomó la sabia decisión de mantener la seguridad de la población a toda costa, sin embargo, no fue del agrado de las fuerzas armadas el que se les haya exhibido al tener que doblegarse ante la presión de un simple matón.

Obviamente, la pacificación de México requiere terminar con la corrupción que tiene raíces profundas en el gobierno, que hay gobernadores, alcaldes, jueces y magistrados al servicio de los grupos delincuenciales, que ahora las bandas delictivas operaron para hacer ganar a candidatos que hoy tienen cargos de elección popular y de esa manera se seguirán perpetuando en algunos territorios, pero toda esa podredumbre, la tenemos que acabar los mismos ciudadanos con acciones inteligente y el apoyo de los cuerpos de seguridad de que disponemos por mandato constitucional.

Incluso, mucha sangre y violencia nos evitaríamos si se tuviera la cordura suficiente, por parte de los representantes del gobierno, de mandar a los militares a los cuarteles, de los que deben seguir saliendo para apoyar al pueblo cuando se registran desgracias por causas naturales y no para perseguir, matar o detener a criminales, los que si andan libres, es porque nuestras autoridades jamás han  hecho bien su trabajo.

 

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