De plano me asombre este domingo 1 de agosto al llegar a mi pueblo natal, Tuxpan, con la intención de participar en la consulta popular que se hizo ese día para enjuiciar o no a los ex presidentes de la Repúblico, lo que creía, firmemente, que haría salir a toda la población para estar en las mesas receptoras de los votos.
Mi asombro fue porque ese día el pueblo lucía totalmente vacío, lo que es inusual en Tuxpan, menos en un acontecimiento de esta magnitud, según mi entender, pero más me sorprendió el no encontrar las instalaciones de las mesas receptoras, las que se me había dicho, estarían en los lugares de costumbre en los procesos electorales.
Tuve que indagar para darme cuenta, posteriormente, que me tocaba votar en una casilla que se instaló en el local de la escuela “Miguel Hidalgo”, ubicada por la calle del mismo nombre esquina con Emiliano Zapata, al lugar al que llegué y vi casi vacío y al salir me abordó una mujer vecina del barrio del beis, al otro extremo de la ciudad, quien me pidió que subiera al periódico su inconformidad porque sus vecinos tampoco sabían dónde les tocaría cruzar la boleta para ver si les hacían justicia enjuiciando a los ex presidentes y que regresaba en su camioneta con algunos de estos ciudadanos para que participaran en esta consulta.
Unas personas de edad avanzada que viven frente a la escuela “Miguel Hidalgo”, dijeron que ellos de plano estaban furiosos, porque teniendo a unos metros esta mesa receptora, les dijeron que tenían que ir a votar al poblado de Unión de Corrientes, lo que se les dificultaba por no tener vehículo para el traslado.
“Vemos con tristeza cómo se burlan de nosotros, -dijeron personas mayores de edad que se vieron imposibilitadas de emitir su opinión en esta consulta-, pues se nos mintió cuando nos hicieron saber que habría casillas en los lugares de costumbre en los procesos electorales, que no tendríamos ninguna dificultad, y en la práctica vemos que hay mucho descontrol y que no pudimos votar”.
Y es que tampoco se tomó en cuenta que la población adulta, en su gran mayoría, no tiene internet ni hace uso de las herramientas modernas de teléfonos celulares o computadoras, donde se nos perdía consultar la página del INE para saber la ubicación de las mesas receptoras donde estábamos inscritos por nuestro domicilio en determinada demarcación, y se apostó a la población joven, a la que muy poco les interesa en que se lleve ante los jueces a los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Cedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, los que incluso son desconocidos para quienes tienen entre 18 a 20 años de edad y menos saben de las muchas malas decisiones que tomaron y que con eso, nos tienen hoy a todos los mexicanos en calidad de damnificados, a los que incluso se les debe brindar apoyo económico para evitar que tengamos un estallido social de proporciones inimaginables.
Esta malograda jornada cívica, sirvió de distracción a un gran número de ciudadanos que estuvieron a favor o en contra de la consulta, los que inundaron las redes sociales con toda clase de comentarios y finalmente, gran cantidad de adultos mayores caímos en la trampa de ir a emitir nuestra opinión, la que ahora sabemos no contará para nada, pero la ilusionada que nos dimos nadie nos la puede quitar.
Fue debido a esa ilusión que me decepcioné totalmente al arribar a mi pueblo natal y ver la indiferencia de la población joven por ir a emitir su opinión en esta consulta, y luego fui solidario con gente adulta mayor que andaba como loca buscando la mesa receptora que les correspondía para cumplir con su participación en esta jornada en la que después comprobé, no iba a suceder nada, pues no se cumplió la meta del porcentaje que demandan las autoridades para proceder en contra de gobernantes rateros, asesinos y traidores a la Patria, ni siquiera irán en contra de sus cómplices, los que entran en la clasificación de ex funcionarios que tomaron acuerdos que nos perjudicaron a todos.
Seguirá la impunidad para quienes nos condenaron a la miseria embargando al país, y la pobreza, violencia y muerte que padecemos, duele más que la burla de que fuimos objeto en lo que algunos dan en llamar una jornada histórica.