DEL EDITOR: TUXPAN Y SUS INUNDACIONES.

Desde tiempos ancestrales, los habitantes de la ciudad de Tuxpan han convivido con el río San Pedro, el que ha formado el carácter de los lugareños y la fisonomía urbana de este asentamiento humano.

Ya no hay testigos vivientes del viejo cauce de este río, e l cual pasaba por los ejidos de Coamiles y su cauce llegaba a lo que aun se conoce como “El Puente de Tuxpan”, en el municipio de Santiago, de donde se desvió, en una gran inundación, al lugar por donde pasa actualmente.

Sería por el año de 1938, cuando ésta ya cabecera municipal fue impactada por un poderoso huracán, el cual trajo consigo una gran cantidad de agua, desbordando el río y destruyendo dos calles que a la fecha siguen sin tener salida del pueblo, siendo éstas la Anacleto Correa y Juárez, la primera que está cortada a la altura de la calle Fortuna y  la otra en el jardín principal, en el centro de la población.

En esos entonces y debido a la problemática de las constantes inundaciones, este pueblo estaba construido con una larga extensión de oriente a poniente, y muy estrecha de  Sur a Norte, pues las viviendas llegaban hasta la calle Juan Escutia, la que era camino real al ejido de Coamiles, esto no por gusto, pues la gente sabía que más al sur, los desbordamientos del río provocaba que se formaran grandes lagunas y encharcamientos.

Hacía los años 50’s, personas de la sociedad tuxpense, pidieron al gobernador del estado Gilberto Flores Muñoz, un malecón, el que inauguró junto con el presidente de la República Miguel Alemán.

Para esos entonces, Tuxpan ya no era cruzado en un punto del río conocido como “Las Agrias”, el cual se ubica frente al poblado de Tamarindo, municipio de Rosamorada, ya que las inundaciones habían provocado que se tuviera un nuevo cauce que permitía la construcción de un puente de madera en el centro de la ciudad, por la calle Francisco I. Madero.

El viejo malecón tenía apenas un metro de altura de concreto sólido y luego, estaba otro de celosía, por lo que en todas las avenidas del río, el agua llegaba a superar el nivel del muro de concreto y de ahí desfogaba por las celosías, iniciándose de inmediato inundaciones que  toda la gente de  Tuxpan sabía enfrentar e incluso había quienes salían a las calles, las cruzaban agarradas de una soga que amarraban de poste a poste en las esquinas y recorrían toda la zona centro de la población.

Ese malecón duró muchos años funcionando, haciéndose cambios que a la fecha no han dado buenos resultados y han ocasionado grandes tragedias, sin que se de una explicación sería y con bases científicas a los sufridos habitantes de este pueblo.

Y es que hace apenas tres años, un 24 de octubre del 2018, se tuvo en este pueblo una de las más grandes y trágicas inundaciones, provocada por enorme cantidad de agua que trajo consigo el huracán “Willa”, el cual impactó en los límites de Nayarit y Sinaloa.

En esa ocasión, hubo daños, solo en Tuxpan, por miles de millones de pesos, pues se derribó el viejo puente que estaba sobre la carretera Tuxpan-Peñas, a la altura del panteón de dicho poblado, mientras que en la cabecera municipal se hablaba de 2,000 casas y edificios dañados severamente, entre éstos las secundarias Federal y del Estado, las instalaciones de la Prepa 5 y se colapsaron todos los servicios públicos municipales.

Obviamente hubo de inmediato una pronta reacción del recién instalado gobierno del Presidente  Andrés Manuel López Obrador, el cual ordenó la construcción de un nuevo puente sobre la carretera a Tuxpan y  el reforzamiento del bordo de contención de las aguas del río San Pedro y el malecón, lo que ahora, en la prueba a la que lo sometió las embravecidas aguas del  San Pedro, fallaron totalmente, pues resultó peor el remedio que la enfermedad.

Quienes somos originarios de Tuxpan y hemos vivido ahí todo el tiempo, sabemos que la gente se volverá a levantar de esta nueva tragedia, pidiendo solamente a las autoridades que hagan bien su trabajo, que la ayuda sea entregada de manera honesta, que no se realice como hace tres años, en el que hubo favoritismo a tal grado, que la mayoría de los afectados no tuvieron acceso a uno solo de los muchos apoyos, siendo urgente que en esta ocasión, además de los discursos, se haga llegar dinero a los agricultores, ganaderos y pescadores de la región para que puedan comenzar de nuevo su actividad.

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