Pocas son las personas que se han percatado que en Nayarit vivimos tiempos políticos, menos aún que estamos inmersos en dos campañas electorales, una local, en el municipio de La Yesca, y la otra estatal, procesos mediante el cual vamos a elegir un Senador de la República que ocupe el lugar que dejó vacante en la Cámara Alta, el actual gobernador de nuestro estado, doctor Miguel Ángel Navarro Quintero.
Y es que pocos ciudadanos nayaritas han contactado a los candidatos, que se dicen son algo así como media docena, pues están representando al PRI, PAN, PRD, MC, PRD y MORENA, pero como en el caso de “El Monje Loco”, nadie sabe, nadie supo…
De este evento hay que destacar que una dupla de estos actores políticos son de La Yesca, como es el caso del ex alcalde de ese lugar y ex candidato a gobernador de nuestro estado, Nacho Flores, y la también ex candidata de ese municipio, Cheny Jiménez, el primero por Movimiento Ciudadano y la dama por MORENA, la que dicen va en caballo de hacienda por ser apoyada por el partido en el poder tanto a nivel nacional como estatal, además de que en la mayoría de los municipios se tienen gobiernos morenistas, los que lógicamente deben trabajar para que su partido reponga la curul que dejó vacante en el Senado de la República el Dr. Navarro.
Aun así, con la enorme fuerza que tiene en esta entidad cora el Movimiento de Regeneración Nacional, se anticipa que habrá poca concurrencia el día de las elecciones extraordinarias en nuestro estado, esto es, el domingo 5 de diciembre del año en curso, ya que los ciudadanos de nuestra entidad, han mostrado muy poco interés por este proceso atípico.
Otro factor que hace que haya desinterés de los votantes, es el hecho de que de los seis candidatos que andan en campaña para ser Senador de la República, no se hace uno, más aún porque están haciendo campaña “en lo oscurito”, esto para no comprometer a los candidatos que dicho sea de paso, no quieren gastar su dinero en apoyar a la gente.
Por eso se entiende, que las pobres campañas no van a prosperar, apostándole algunos de estos candidatos a que prendan las muchas mentiras y demagogia que vierten en cualquier oportunidad que les dan los medios y de esa manera, lograr acumular los votos suficientes para vencer al partido que abandera, a nivel nacional el licenciado Andrés Manuel López Obrador, y localmente, el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero.
Y es que a estas alturas, muy poca gente tiene confianza en los partidos políticos, menos aún en los candidatos que andan prometiendo los bueyes y la carreta a los electores, los cuales, a su vez, los ven como a los conejos, muy chiquitos y orejones.
Obviamente se debe decir que la gente de nuestro pueblo, en su gran mayoría, no cree en los partidos y menos en los políticos, que en la actualidad, la mayoría tiene como su guía al presidente de la República, el que para eso hace campaña todos los días a través de las declaraciones vertidas en sus “mañaneras”, eventos en los que no deja de fustigar a la oposición, a la que cuelga todo tipo de descalificaciones.
Estos eventos están terminando con la era del pluripartidismo y llevando al país hacia la dictadura que mantuvo por más de 70 años el PRI, retroceso que ya vemos reflejado en la clase política que quiere y busca, a como de lugar, ser nombrado candidato por el monopolista MORENA, el cual, se verá en esta ocasión, que hace ganar a cualquier hijo o hija de vecina, pues como en el caso de Cheny Jiménez, ni siquiera tendrá la necesidad de hacer campaña para ganar elecciones.
Y al tener seguros ganadores de las contiendas electorales, se termina con mayor rapidez con la esperanza de los ciudadanos y candidatos que creen tener aunque sea una mínima oportunidad de triunfo sobre los aspirantes oficiales del sistema que nos gobierna, en el que ya sabemos ni es democrático y se basa en la mentira, la corrupción e imposiciones para seguir avanzando en sus estrategias de mantener el poder por el mayor tiempo posible, pues si el PRI lo hizo por 70 años y el PAN por 12, estamos ante la tentación de un grupo político que quiere estar dirigiendo nuestro país por cuando menos un siglo, lo que acaba con las esperanzas de quienes creen en los partidos