El viento de la tormenta,
fresca mi rostro acaricia,
y troca en suave delicia,
el dolor que me atormenta.
©Bravonel
I No supe cómo llegaste,
ni de dónde apareciste,
te vi venir, tu me viste,
sonriendo me saludaste.
Y en la boca me dejaste
un beso sabor a menta,
cuál sacudida violenta
que a mí ser estremeció.
Y luego lo acarició…
¡EL VIENTO DE LA TORMENTA!
II Lluvia y noche, sinfonía
armoniosa en mil suspiros,
gotas de azules zafiros,
madrugada en agonía.
Y dibujan la alegría
en tus labios de novicia,
unos besos en primicia
calientes como la fragua.
Y una bocanada de agua…
¡FRESCA MI ROSTRO ACARICIA!
III Noche eterna pareció
la tormenta sin cesar,
besos dulces, suspirar,
y el alba que al fin llegó.
La llama se convirtió
de aquella ardiente caricia,
que era llena de malicia,
en un remanso de paz.
Que exntinta no vuelve más…
¡Y TROCA EN SUAVE DELICIA!
IV Y luego nos despedimos
cómo lo hacen dos amigos
sin promesas, sin testigos
abrazos, muchos nos dimos.
Otro camino emprendimos
tarde es para darse cuenta;
tus besos sabor a menta
eran del barco, mi cuerda.
Hoy sólo me lo recuerda…
¡EL DOLOR QUE ME ATORMENTA!
© Bravonel