Este pasa do 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, la imagen religiosa más querida y venerada por los mexicanos, murió un compañero periodista al que todos los integrantes de este gremio querìamos y admirábamos, más en el caso de quien esto escribe, al cual, Brígido Ramírtez Guillén, tendiò la mano cuando más lo necesitaba.
En los inicios de 1970, siendo yo un joven de 24 años, escuchaba en el medio periodístico de Tepic repetidamente el nombre de Brígido Ramírez Guillén, al que llegué a leer en su columna y comentarios periodísticos diversos, sin que pasara por mi mente, que pocos años después tendría un encuentro con este personaje que cambiaría totalmente mi vida.
Debe aclarar que en mi caso, desde muy joven fui trabajador de talleres en los que se editaban periódicos y que ya había estado elaborando medios de comunicaciòn en mi pueblo natal, Tuxpan, así como en Santiago y Tepic, y tenía amigos, como Raúl Gutiérrez, que siempre me hablaba de Brígido, el que, como muchos comunicador de la época, conocían perfectamente la tipografía .
Luego de trabajar en DIARIO DEL PACIFICO, fui despedido de esta empresa allá en el año 1973, llegando a Prensa Libre, periódico del que Brígido era director y cuando le hice saber que redactaba, me puso como jefe de redacción en ese medio, teniendo que atender todos los días los reportes que llevaba “El Garrapata”, el que era reportero del mismo, y como también era linotipista y formador de Prensa Libre, trascribía la columna de mi patrón y de un colaborador estrella, Pepe Reyna.
El entonces mi director, me asombró al otorgarme un sueldo muy alto para la época, ya que me daba tres sueldos de 70 pesos, uno como redactor, otro de formador y el tercero de linotipista, lo que hacìa 210 pesos diarios, lo que equivale en la actualidad, a más de 2,500 pesos todos los días.
De esta manera guardé parte de ese dinero e inicié el proyecto de instalar mi propio periódico, guardando en el local de Prensa Libre, maquinaria, tipos movibles y material de imprenta, quedándome en ese lugar hasta agosto de 1975, y con los consejos y apoyo de mi patrón, amigo y maestro Brígido, eché todo a un camión de carga y me fui a un local que previamente había rentado en la ciudad de Ruiz, pues tenía como meta el llegar a elaborar un Diario que circulara de Tepic al sur de Sinaloa y esta ciudad era el centro de la costa, de la cual me podía trasladar con facilidad a Tepic, Santiago, Rosamorada, Tuxpan, Tecuala y Acaponeta, además de que en mi pueblo natal conocía perfectamente a mis amigos y ex patrones que hacìan periódicos, pues tanto Francisco González Patrón “El Medio Pollo, que sacaba a la luz “El Independiente”, Teodoro Araiza Barrón, editor y fundador de “El Heraldo de Tuxpan”, y Juan Galaviz Fernández, propietario de “El Baluarte de Tuxpan”, eran personas sumamente celosas y me iban a ver como adversario.
Mientras yo estaba por acá, mi amigo Brígido me siguió apoyando, ya que gracias a su permanente cercanía con los gobernantes en turno, siempre tomaron en cuenta este medio, “Diario Correo del Pacífico”, además de que me enviaba colaboraciones y su columna apareció por años en nuestras páginas, lo que siempre le agradecí y fortaleció nuestra sincera amistad, la que jamás tuvo rotura alguna, pues siempre lo vi como familia y benefactor al que no tengo manera de pagar los muchos favores que siempre me hizo, lamentando hoy su partida terrenal y me queda claro que jamás en la vida volverá a contar con un amigo de esta dimensión.