6 de Abril 2014.- Al igual que las grandes ciudades de la antigüedad, la fundación de la ciudad de Tenochtitlán es un hecho cuya historia se mezcla con la leyenda.
Y precisamente la leyenda dice que la fundación de Tenochtitlán fue en islotes situados en el interior de uno de los lagos de poca profundidad que en aquella época cubría la mayor parte del Valle de México y se edificó en una pequeña isla en medio de un lago donde los indígenas vieron un águila posada sobre un nopal devorando una serpiente.
La ciudad fue poblada por un grupo de tribus nahuas que emigraron desde las tierras de Aztlán, cuya ubicación precisa se desconoce a la fecha.
Tenochtitlán se convirtió en poco tiempo en la ciudad más poderosa de Mesoamérica y una de las más grandes del mundo, con cerca de 500 mil habitantes en su esplendor, hasta el año de 1521, cuando los invasores españoles, al mando de Hernán Cortés y aliado con otras tribus lograron destruirla. (Raymundo Covarrubias).
PIENSA Y SONRIA Juan y María, dos jóvenes campesinos paseaban por el campo y la joven pregunta a su novio:
–Oyes, Juan, ¿cómo sabe el potro cuando la yegua quiere? –Por el olor, María, contestó José, y siguen caminando y de pronto pregunta otra vez María: –¿Y como sabe el perro cuando la perra quiere? Y su novio le contesta que por el olor.
Ya sentados muy románticos bajo un árbol, la María vuelve a preguntar que cómo sabe el toro cuando la vaca quiere y el novio enojado le contesta: ¡Ya te dije que por el olor!
–Oyes, Juan, insiste la María, ¿tu eres maricón o de plano estás resfriado?
(Raymundo Covarrubias).