-¡Pos’ si que estás tronado!- -¡Tienes novia y no la ves, yo cuando empecé a noviar con la Romana, la visitaba todas las tardecitas y su mamá hasta me sacaba un equipal pa’ que me sentara y a veces hasta me preparaba un jarro de café con leche de la vaca pinta que tenía en el corral, llegué a llevarle serenata y no por echármelas de hablador, pero los domingos la acompañaba a dar la vuelta por la plaza y a misa, nunca me hicieron mala cara ni sus papás, ni sus hermanos, a lo mejor lo que necesitas es demostrarles que le tienes ley a la Encarnación y dejan de ser tan molestosos contigo!- Seguir leyendo «El ropero de Troya»