El viaje de Bravonel empezó en Mazatlán el domingo 23 de diciembre del 2018 a las 5 de la mañana en un autobús AD, sólo con una maleta, un cambio de ropa, un desodorante, una botella de colonia, unos huaraches, un short y una playera color limón, el celular y su cargador y muchas ganas de ver el pueblo, la cercana nochebuena lo limitaba en tiempo, pues el regreso sería otro día por la mañana. Seguir leyendo LOS OLVIDOS DE BRAVONEL→
«El Cordobés bautizó a Bravonel» Joel era un muchacho de unos 13 años y mayor de dos hermanos cuando empezó a trabajar en la panadería «La flor de Mazatlán», la cual pasó a ser propiedad de Matías Salazar y que anteriormente fue de una señora llamada Doña Candelaria López de la Cruz, dicho establecimiento estaba ubicado por la calle Veracruz rumbo al panteón, a dos cuadras de la Laureles y Góngora, allí su trabajo consistía en limpiar y engrasar con manteca vegetal las hojas( hoy se usan charolas)…… Seguir leyendo LOS OLVIDOS DE BRAVONEL→
«El asalto al Banco de Comercio y una artesa de billetes de a peso»
El día transcurría tranquilo, un quemador de petróleo calentaba el horno de la panadería «La flor de Mazatlán» de Matías Salazar Ávila, eran como las once de la mañana, Agilio Cortez, Chuy Cázares, Flavio Ramírez, David Herrera «El chino golondrino» y Matías estaban extendiendo el paño en todo el tablero y luego tomándolo entre dos por los extremos, poco a poco formaron un gran rollo de casi dos metros de largo por unos seis centímetros de grosor y con una navaja de fierro fueron haciendo rebanadas como de medio centímetro, de allí salían las novias, corbatas, campechanas y varios panes. Seguir leyendo LOS OLVIDOS DE BRAVONEL→
El Batimóvil, así bautizo Joaquín «El Kiry Martinez» al automóvil negro de Pedro, aquel Ford Thunderbird modelo de los cincuentas de aquellos dónde guardaba la metralleta Juan Orol en sus películas de gangster o el que abordaban Bruno Díaz y Ricardo Roca, nombres mexicanos de Batman y Robín, era una belleza de carro, bien pintado, con todas sus luces, bien afinado y con excelente tapicería, y ya si no, siendo pertenencia de un mecánico eléctrico, pero que no desconocía la mecánica automotriz. Seguir leyendo LOS OLVIDOS DE BRAVONEL→
«La noche de la tiznada» Era una noche como todas, de intenso trabajo pero de buen humor, donde abundaban las risas, las anécdotas de los juveniles días y las inocentes travesuras que no van mas allá del momentáneo enojo que se borra con la sonrisa cómplice de los demás involucrados, Flavio, Amador, Salomón, Gelo; un jovencito blanco, delgaducho y de educado lenguaje y agradable al trato y por supuesto el diablillo de Bravonel que en esa ocasión coincidían en los tableros del amasijo de una panadería que por muchos años estuvo establecida en contraesquina de la iglesia del pueblo.