Corrían los años setentas cuando Chavo, el hermano de Bravonel se fué a trabajar al Tamarindo, Flavio Ramirez rentó una panadería que estaba a media cuadra de la plazuela por la calle principal del poblado, la casa era de ladrillos y tejado pero el piso era de tierra, el horno de mediano tamaño, seguramente para unas cuarenta hojas, y digo hojas porque todas o casi todas las panaderías empleaban las hojas de las latas de manteca y de polvo para hornear, ya que por esos años eran de uso común en dichas materias primas y salían dos hojas de cada bote y obviamente eran más económicas que comprar charolas, éstas últimas eran utilizadas para acomodar el pan y ponerlo en el mostrador.